El término municipal de Córdoba se extiende mucho más allá de la urbe y abarca un total de 1254,9 kilómetros cuadrados, según los últimos datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, correspondientes a 2015.

Santa Cruz, «santacrucita», como es popularmente conocida, es uno de los núcleos urbanos que forman parte de la ciudad y prácticamente cierra el término municipal por el sur, en plena campiña, muy cerca ya de Espejo. 21 kilómetros por carretera separan este barrio de la entrada de Córdoba por la Nacional 432.

La incorporación de Santa Cruz a Córdoba es muy reciente, ya que hasta finales del siglo pasado formaba parte del municipio de Montilla. El lugar de Santa Cruz, como publicó en la revista Ámbitos el cronista oficial de Montilla en 1999, Enrique Garramiola, fue «adquirido en 1492 por el señor de Aguilar y Montilla, Alfonso Fernández de Córdoba (Alonso de Aguilar) a su pariente el señor de Guadalcázar» y estuvo adscrita a esta localidad hasta 1996.

El 16 de julio de ese año el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía aprobaba el decreto para «la segregación y agregación de la Aldea de Santa Cruz, perteneciente al municipio de Montilla, al de Córdoba», una aspiración que venía de lejos, como recoge el expediente. El decreto explicaba que el expediente tenía su origen en la iniciativa adoptada por el Ayuntamiento montillano «haciéndose eco de la opinión de los vecinos del municipio en general y del territorio a segregar y agregar en particular». Recordaba, además, que desde 1932 habían surgido diversas iniciativas en este sentido, aunque «las circunstancias sobrevenidas» se «habían ido frustrando» a pesar de que «tenían como motivación, al igual que la presente, el corregir los efectos de la donación que en su día se hizo del enclave a Montilla».

El texto del decreto añadía que la «peculiar geografía» de Santa Cruz «motiva que se haya producido una situación poco deseable de dificultad en la prestación de los servicios públicos municipales y en los de las demás Administraciones que se pretende solucionar con la alteración de términos municipales promovida».

Ese año, finalmente, los santacruceños lograban hacer realidad una reivindicación histórica.

ATEGUA

Pero si por algo es conocida Santa Cruz es por el yacimiento arqueológico de Ategua, situado a pocos kilómetros, cuyos restos evidencian la presencia del ser humano en ese lugar desde el hace, al menos 1000 años, en la etapa final de la Edad del Bronce, como explica la coordinadora de Ategua, Camino Fuertes. No obstante, Fuertes señala que los investigadores «tenemos muchas sospechas, creemos que muy bien fundadas, de que el yacimiento puede retrotraerse al 3000 antes de Cristo», al Calcolítico.

Ategua es un recorrido por la historia. Las excavaciones han sacado a la luz una necrópolis y una zona urbana del Bronce final, y junto a ello un poblado tartésico y una ciudad íbera, época de la que procede un recinto amurallado. A este periodo le siguió una etapa romana, en el que la ciudad fue ocupada durante la República, de la que quedan vestigios como un edificio público del siglo I antes de Cristo.

La singularidad de Ategua frente a otros yacimientos similares, destaca Fuertes, reside en que esta ciudad desempeñó un papel clave en la guerra entre los partidarios de los hijos de Pompeyo y los de César. Ategua se convierte así «en un núcleo principal a abatir por César porque es el que abastece a Córdoba», partidaria de Pompeyo, no solo con tropas, también con víveres. Por ello allí se libró una de las batallas más importantes de la época que llevó a la rendición de esta ciudad y a la victoria sobre Córdoba, y Ategua siguió viva durante siglos. No hay muchos datos de época andalusí pero se sabe que en el siglo XII se construyó un «castillo impresionante» y que la ciudad se abandonó sobre el siglo XV, tras un repartimiento de tierras.