Laura Molina dio a luz a su bebé el 22 de septiembre del 2019, 31 semanas y seis días después de quedarse embarazada. El pequeño Pablo, sietemesino, vino al mundo en el hospital Reina Sofía de forma prematura. Tenía prisa por salir. Rompió la bolsa amniótica antes de tiempo y tras un mes de espera, los médicos decidieron que era más fácil mantenerlo fuera que dentro, así que cruzó esa frontera con solo 1.400 gramos de peso.

Cuando su madre recibió el alta tras el parto, Pablo tuvo que quedarse en la incubadora más tiempo porque aún era demasiado pequeño. «En ese momento, yo no sabía que existía un banco de leche materna en el hospital, ni la labor tan bonita que realiza», recuerda Laura. «Yo siempre había querido darle el pecho a mi hijo y cuando nació prematuro, con más razón por los beneficios que le aporta». Así que mientras ella producía leche suficiente para amamantarlo, le ofrecieron que su hijo recibiera leche donada de otras madres. Poco después, pudo aportarle la suya y, tras recibir el alta, amamantarlo porque su hijo se enganchó muy rápidamente, asegura. «Un bebé tan pequeño necesita muy poquita leche al principio, con 6 centímetros cúbicos puede comer tres días así que se puede ayudar con muy poca cantidad», señala, «cuando mi hijo tuvo 6 meses y empezó a comer sólido, tenía leche de sobra y decidí empezar a donar para ayudar a otras madre como me habían ayudado a mí».

«Decidí que yo también quería donar para ayudar a otras madres como me habían ayudado a mi»

En ese momento, la pandemia hizo acto de aparición y con ella, el confinamiento duro así que almacenó la leche excedente. En cuanto pudo salir, acudió al hospital, donde depositó «un montón de bibis», recuerda. Toda esa leche debidamente pasteurizada ha servido de alimento a los niños que la han requerido en este tiempo. El caso de Laura es ejemplo de la actitud solidaria de muchas madres que se han prestado a colaborar.

Según María José Párraga, responsable de la Unidad de Neonatología y coordinadora del Banco de Leche Materna del hospital Reina Sofía, los principales beneficiarios de la leche donada son «los bebés que pesan menos de 1.500 gramos o nacen con menos de 32 semanas de gestación y que por su inmadurez gastrointestinal, metabólica e inmunológica son los RN prematuros». Cualquier mujer sana puede ser donante de lecheCualquier mujer sana puede ser donante de leche siempre que tenga «hábitos de vida saludables, lacte satisfactoriamente a su bebé y tenga más leche de la que su hijo necesita», comenta la responsable de Neonatología. El proceso implica una entrevista previa y unos análisis para descartar posibles enfermedades infecciosas que puedan transmitirse por esta vía. La leche donada «se somete a un proceso de pasteurización que elimina la posibilidad de transmisión de microorganismos patógenos», explica la doctora Párraga. En cuanto al covid, se excluye temporalmente a las madres infectadas por coronavirus o que presenten síntomas compatibles y las que hayan tenido una exposición de riesgo o contacto estrecho con un positivo.

Más de 40 niños prematuros se han beneficiado durante la pandemia de la leche materna donada. Foto: MANUEL MURILLO

Desde el 11 de abril del 2019, fecha en que se inauguró este banco, unas 90 madres han solicitado ser donantes de leche, concentrándose las peticiones en el año de la pandemia. Las dificultades impuestas por el covid, que han exigido un cambio en la dinámica habitual del servicio y una mayor exigencia en las medidas de seguridad e higiene ya existentes, no han sido un freno sino un acicate para muchas mujeres. Desde el pasado mes de marzo, más de 40 niños se han beneficiado de las donaciones realizadas por una veintena de madres en periodo de lactancia que se han inscrito, entregando más de 260 litros de leche.