Científicos, olivareros y representantes de organizaciones agrarias han podido conocer hoy en Córdoba las consecuencias que puede provocar en el olivar la bacteria de la Xylella Fastidiosa, que se ha convertido “en la gran amenaza” para el olivar. Aunque aún no ha llegado a la Península Ibérica (sí se ha detectado en las Islas Baleares), en la comunidad científica no se duda que terminará por entrar si no se adoptan medidas estrictas de control.

El viceconsejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, Ricardo Domínguez García-Baquero, ha asegurado hoy que esta amenaza “no entiende de fronteras”, de ahí que las medidas preventivas y una vigilancia precoz sean fundamentales para evitar que se produzca su entrada y focalizar el problema si, finalmente, llega la bacteria. Domínguez indicó que el pasado año se analizaron casi 1.900 muestras y todas fueron negativas. El representante de la Junta pidió al sector para que si existe la más mínima duda sobre su presencia se ponga en conocimiento, “porque tendrá un impacto económico muy importante”.

Por su parte, Blanca Landa, investigadora del CSIC y una de las científicas más importantes en el conocimiento de esta bacteria y las enfermedades que transmite, lamentó que no exista en la actualidad ningún proyecto de investigación con financiación pública en España. Landa precisó que Córdoba, junto a Jaén y el oeste andaluz, se encuentra entre las zonas más vulnerables al adaptarse a zonas con inviernos suaves. “No hay cura y los ataques son severos”, dijo la investigadora, que además precisó que “gran parte de nuestro territorio es favorable para las enfermedades que causa”.

Blanca Landa descartó que la aparición de la bacteria en las Islas Baleares proceda del foco de Italia y recordó que también afecta a otros cultivos leñosos como almendro, vid, cerezo o plantas silvestres y ornamentales.

Al ser muy difícil su control y ser una bacteria que se mueve y posee una amplia gama de huéspedes que se transmiten por vectores, dijo que hay que atacarla en la fuente de inóculo para excluirla y erradicarla. “Cuando se detecta la bacteria, suele ser tarde. Solo es efectiva la erradicación en los primeros momentos y obliga a eliminar los árboles del foco de raíz y los circundantes”, explicó.