El Ayuntamiento de Córdoba quiere hacer de la calidad y el sabor del agua del grifo de la ciudad una seña de identidad, que se convierta incluso en reclamo turístico, y con ese fin ayer presentó una campaña que, coincidiendo con el Día Mundial del Agua, pretende dar a conocer entre la ciudadanía el trabajo que realiza la Empresa Municipal de Aguas (Emacsa) y, por otro lado, promocionar su consumo en domicilios particulares y en restaurantes. Con la idea de hacer más atractivo el envase del agua del grifo y animar a que se ofrezca en establecimientos hoteleros, se convocó un concurso de ideas para diseñar un logo con el que estampar las botellas y jarras en el que ha resultado ganador el diseñador cordobés Jorge Chastang, conocedor del trabajo de Emacsa porque, según explicó en la presentación del logo, su padre trabajó durante años en la empresa. El logo, según Chastang, se inspira en el dibujo de la celosía de la Mezquita-Catedral, obra de Rafael de la Hoz, que estos días se está retirando para abrir la segunda puerta en el monumento, de cara a la nueva carrera oficial de la Semana Santa. «Queríamos un elemento que identificara a Córdoba y a su principal monumento y que fuera distinto a los arcos de la Mezquita», comentó.

En los próximos días se repartirán 300 jarras entre establecimientos hoteleros de la ciudad y 1.250 botellas a asociaciones de vecinos con el fin de que se distribuyan a la ciudadanía.

La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, y Claudia Zafra, gerente de Emacsa, se refirieron además al denominado monstruo de las toallitas, aludiendo al efecto nocivo que tiene el desechar por el inodoro las toallitas húmedas y que en Córdoba, según los datos aportados por el Ayuntamiento, tiene un impacto económico de 1,5 millones de euros anuales. Zafra recordó que ningún tipo de toallitas se pueden arrojar al inodoro, ni siquiera las que indican que sí son aptas para ello. Tal es el daño que ya se ha diseñado una iniciativa internacional en 23 países para evitar los problemas medioambientales asociados. Según Ambrosio, las actividades de promoción incluyen varias jornadas de puertas abiertas a lo largo de la semana y visitas a Emacsa de escolares y otros colectivos. Entre las características peculiares del agua de Córdoba, que destaca por su buena calidad, está el hecho de que no huele a cloro, según recalcó Zafra. En su lugar, se emplea monocloramina «que tiene la ventaja de ser mucho más estable que el cloro como desinfectante y simplifica la desinfección del agua».