El Ayuntamiento de Córdoba ha dejado de recaudar, en lo que va de año y tras el estallido de la pandemia, unos 9 millones de euros solo por la caída de los ingresos en concepto de tasas municipales e impuestos. No por anunciado o intuido el dato deja de sorprender, ya que es un importante descenso respecto a los ingresos que la Delegación de Hacienda había previsto percibir cuando diseñó su presupuesto y aprobó las ordenanzas fiscales para 2020. Éstas últimas, por cierto, contemplaron una rebaja fiscal de 8 millones, que suponía una bajada del 1,98% de la presión fiscal y que también habría que apuntar en este descenso de las cifras de ingresos. En las cuentas municipales se recogía una previsión por tasas de 26,27 millones, más 127,1 millones en impuestos directos y 11 más en impuestos indirectos.

El teniente de alcalde de Hacienda, Salvador Fuentes (PP), confirma que el gobierno local trabaja ya en ese escenario de caída de impuestos y advierte que desconocen cómo va a evolucionar la situación en el ejercicio 20/21. El análisis de lo que ha ocurrido con el IBI --el principal ingreso tributario de las haciendas locales, que supone en Córdoba unos 73 millones-- tendrá que esperar a mediados de mes, pero en sus últimas comparecencias Fuentes ya ha avanzado que no será posible mantener la rebaja fiscal anunciada para el año próximo (y pactada con Vox) y que habría que ir en todo caso a la congelación de impuestos. Este descenso de la recaudación se produce al mismo tiempo que las necesidades de los ciudadanos --algunos en extrema vulnerabilidad-- y las empresas municipales --algunas en una situación financiera comprometida-- se multiplican.

Crisis y exenciones

Detrás de la bajada de ingresos no solo está la crisis y su reflejo en el declive de la actividad económica, si no que hay que sumar la exenciones que el equipo de gobierno fue aprobando desde que se decretó el estado de alarma para tratar de aliviar la presión sobre los pequeños empresarios y autónomos. Así, el Ayuntamiento dejó de ingresar tasas como las de mesas y sillas (no se ha cobrado hasta que no pudieron abrir los negocios) o la tasa por ocupación de la vía pública (de los que quedaron exentos de manera parcial los puestos de caracoles por haber tenido que cerrar parte de su temporada), entre otros.

Además, muchos tributos se han visto afectados por el parón económico (como la tasa de apertura de establecimientos) o por las medidas de distancia impuestas por el covid-19, que han afectado a la instalación de mercadillos, la suspensión de la Feria o a la entrada a los museos y monumentos municipales (que han sufrido una notable pérdida por la caída del turismo), pasando por aspectos más sociales que también inciden en las cuentas como la disminución de los matrimonios civiles y el cobro de su correspondiente tasa.