El Ayuntamiento de Córdoba carece de una normativa específica en cuanto al tráfico urbano de bicicletas, algo muy común en todo el territorio nacional y que el actual gobierno municipal pretende subsanar con la elaboración, a medio plazo, de una ordenanza general que contemple la movilidad ciclista y la movilidad peatonal. "El tráfico ha evolucionado, hay menos coches, un considerable aumento de bicicletas y los ciudadanos se están acostumbrando a andar más, con lo cual entendemos que la movilidad es mucho más que el tráfico", asegura Ana Tamayo, delegada municipal de Movilidad, Acesibilidad y Transportes, que señala que actualmente lo que es aplicable a las bicicletas en cuanto a vehículo es el reglamento de circulación, cuya última reforma se hizo en el año 2003, continuando aún en trámite parlamentario la nueva Ley de Seguridad Vial.

"Nadie puede circular en bicicleta, por ejemplo, en dirección contraria y debe ser sancionado por ello", continúa Tamayo, que explica que actualmente no hay ningún registro específico de multas a ciclistas o peatones ni desde su área ni desde la delegación de Seguridad y Disciplina Urbanística. Por otro lado, la delegada subraya que el Ayuntamiento está "fomentando las vías peatonales y restringiendo el tráfico de coches por las zonas patrimoniales de la ciudad", así como se ha colaborado con la Junta de Andalucía en el desarrollo del carril bici a Rabanales a nivel técnico y "vamos a seguir haciéndolo en la interconexión de estos carriles a través de su plan director".

INFRACCIONES Según la normativa actual, los ciclistas deben circular por la calzada y por los carriles bici, si los hay, y no por las aceras, donde entorpecen el paso de los peatones. Según el último informe de la Cátedra Española de Seguridad Vial y Movilidad, esta es una de las infracciones que más comunmente cometen los ciclistas cordobeses. Este documento, que vio la luz el pasado mes de diciembre, señala que el Ayuntamiento de Córdoba es uno de los más "permisivos" con los ciclistas, una conclusión derivada "exclusivamente de la observación", según señala Manuel Balado, presidente de esta institución, a la que llega regularmente información "fundamentada" de los colaboradores de este organismo "que no solo afectan a los ciclistas sino a los peatones, sobre todo en zonas como el casco antiguo, donde las aceras son muy estrechas", continúa Balado, que explica que Córdoba es objeto de estudio en este sentido porque "es una ciudad muy importante que goza de la clasificación más alta de la Unesco".

El informe también sostiene que entre las maniobras y conductas especialmente peligrosas de los usuarios de la bicicleta en la ciudad se encuentran la incorporación súbita a paso de peatones o la conducción por la calzada e incorporación súbita a la acera o al paso de peatones. La circulación en dirección prohibida o la conducción con auriculares y hablando con el móvil también son frecuentes maniobras peligrosas, junto con la falta de respeto a los semáforos en rojo. Pero "lo más grave", continúa el informe, es que ponen en peligro la movilidad y seguridad de peatones.

Por su parte, la Plataforma Carril Bici asegura que el desarrollo y promoción de la bicicleta no se puede hacer "a costa del espacio peatonal", por lo que reivindica ante las administraciones competentes que se procuren las condiciones que permitan un uso seguro de la bici, mediante el calmado del tráfico motorizado o, en caso de ser necesario, creando infraestructura específica para la bicicleta.

Por otra parte, los miembros de este colectivo consideran que el espacio natural para la circulación ciclista debe ser la calzada, siendo las aceras y zonas peatonales de uso exclusivo para quienes van andando. "Si, excepcionalmente, una persona en bici hiciera uso del espacio peatonal, deberá respetar la prioridad del peatón. Y, antes de suponer el menor riesgo, deberá bajarse de la bici y seguir a pie", dicen.