El Autocovid, que puso en marcha el distrito Córdoba-Guadalquivir en marzo en el centro Carlos Castilla del Pino, para realizar de forma rápida pruebas de detección del coronavirus, es uno de los puntos claves para frenar y controlar la pandemia del covid-19 en Córdoba. El director de Enfermería del distrito Córdoba-Guadalquivir, José Lázaro, señala que la actividad del Autocovid se adapta a la demanda asistencial, en función de las necesidades que va habiendo.

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Durante el mayor brote de covid declarado por ahora en la provincia, el de la discoteca, con 133 contagios, se llegaron a hacer más de 2.000 pruebas PCR en apenas tres días, para lo que contaron con el apoyo de otros profesionales de atención primaria y del hospital Reina Sofía. Sin embargo, en junio, cuando la primera oleada de la pandemia tocaba a su fin y apenas había contagios, el horario del Autocovid incluso se redujo, mientras que en las últimas semanas, desde que empezó a subir tanto la incidencia en Córdoba y a efectuarse más pruebas preventivas, por ejemplo, a profesionales de la educación, el Autocovid ha ampliado la atención de 8 de la mañana a 10 de la noche.

«El Autocovid cuenta con una plantilla flexible para adaptarse a incrementos de realización de pruebas y al rastreo de los positivos y de sus contactos», indica José Lázaro. El inicio de la actividad en los colegios y otros niveles de enseñanza está suponiendo que se empiece a conocer una cifra creciente de positivos de covid entre el alumnado y el profesorado de los centros, lo que implica que cuando hay conocimiento de un contagio se lleva a cabo la prueba PCR también a sus contactos. «De cada centro de salud depende un enfermero escolar, que es quien contacta con el colegio u otro centro educativo y les pide información sobre los contactos estrechos del positivo o positivos, solicita las PCR y contacta con las familias de los alumnos para darles una cita para efectuar la prueba a los menores», explica. «Todos los contactos estrechos de un positivo tienen que estar aislados 14 días. El seguimiento lo hacen los propios enfermeros y enfermeras escolares», resalta José Lázaro.

Si durante los 14 días en los que los contactos con una PCR negativa deben permanecer aislados se notaran síntomas, estas personas deben ponerse en contacto con su centro de salud para que el pediatra, si es el caso de un menor, o el médico de familia, si es un adulto, le haga seguimiento y determine si se le vuelve a hacer el test. «Si los estudiantes o profesores que han estado en contacto con un positivo en un colegio dan negativo no hay que hacerle la PCR ni a los padres de esos niños ni a los contactos de ese adulto, porque serían contacto de contacto. Por otro lado, es importante que quienes guarden aislamiento se protejan con mascarilla en la vivienda si conviven con otras personas», añade Lázaro. El director de Enfermería de estos distritos estima que los positivos que se van a ir contabilizando en los centros educativos no van a suponer siempre el estudio y rastreo de muchos más contactos que cualquier otra persona que se contagia fuera de un centro de enseñanza, porque está habiendo positivos, sin ninguna relación con los contagios en centros educativos, que por sí solas han generado el estudio de más de 30 contactos estrechos.