La cordobesa Áurea Jurado, enfermera perfusionista y enfermera coordinadora de trasplantes del hospital Reina Sofía, habituada a trasladar el mensaje de la importancia de la donación de órganos entre la población cordobesa, se situó, a finales del año pasado, por primera vez en el otro lado del proceso de la donación y trasplante, en el de la familia que dona. El único hermano de Áurea, Rafael, falleció, de repente, a los 66 años, y podía convertirse en un posible donante. Rafi, cuñada de Áurea, decidió respetar lo que muchas veces su marido había referido, que en caso de fallecer quería ser donante de órganos. Su voluntad se cumplió y Rafael ayudó a salvar varias vidas.

-¿Cómo recuerda ese duro momento?

-La experiencia fue muy dura. Es un acto de generosidad tremendo, la situación más dura que te puede poner la vida y más cuando se trata de un fallecimiento repentino, cuando el día de antes a lo mejor ha estado paseando o conversando con esa persona. Por eso, desde la Coordinación de Trasplantes siempre trasladamos el mensaje de plantear la donación de órganos en familia y conocer el deseo que tienen tus seres queridos acerca de la donación. En el caso de mi hermano, él estaba acostumbrado a mi trabajo y sabía de la generosidad que esconde cada trasplante. Y mi hermano, que siempre era una persona generosa con todo el mundo, el alma de la familia, como donante, fue todavía más generoso. El deseo que había expresado facilitó la decisión de que fuera donante. En todos estos meses, he recibido un gran apoyo de todos mis compañeros de la UCI.

-¿Cómo está viviendo esta Semana del Donante especial debido a la pandemia del coronavirus?

-Con el mismo propósito de otros años de seguir insistiendo en la importancia de la donación. Las actividades, casi en su totalidad, se están haciendo de forma virtual, aunque se ha podido celebrar la ofrenda floral, que ha contado con asociaciones de pacientes trasplantados, que son un pilar fundamental en la transmisión del mensaje «Regala vida, dona órganos» y en el lema también de este año: Donar es amar, que hasta en las mascarillas, que por prevención tenemos que llevar, lo estamos reflejando. Durante la pandemia estamos echando mucho de menos a los pacientes trasplantados, porque antes venían a saludarnos y a visitarnos a la Coordinación de Trasplantes con mucha frecuencia.

-En la UCI, si ya se trabajaba de por sí, ¿durante la crisis sanitaria se está echando el resto?

-Los profesionales de la UCI hacen un trabajo técnico y humano excepcional, compaginando la atención por coronavirus y otras patologías graves. La pandemia ha afectado de lleno al programa de trasplantes, pero ya está remontando. Además, los donantes y sus familiares han tenido aún más mérito en estos días al decir sí a la donación.