Los ocho años de obras de la Junta, iniciados justo cuando el Ayuntamiento acababa de inaugurar su Balcón del Guadalquivir, han dado como fruto postales inéditas del corazón histórico y una vida que antes no existía. Pero esa imagen renovada subraya las asignaturas pendientes de La Ribera. Una de ellas es la vegetación, que ha acabado desbordando al propio río, al que oculta en muchos puntos, tapando imágenes características de la ciudad, que ha perdido su propio reflejo en el espejo en el que se miraba. Misión imposible es ver desde una orilla la otra, encontrar los molinos en la distancia y vislumbrar con claridad los contornos de los monumentos. El arquitecto que ha dirigido la actuación, Juan Cuenca, lamenta el "abandono de la vegetación" y sugiere trabajar ya en un "plan de conservación para que no se convierta en algo salvaje".

El Ayuntamiento, consciente de la necesidad de explotar la zona que ha recuperado la ciudad, tiene un plan que quiere compartir con quienes tienen competencias en el río, la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente --en los Sotos, por ser espacio protegido-- y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir --en el resto--, que, en principio, están dispuestas. Su objetivo principal es el tramo del Puente Romano al de Miraflores. El Pleno aprobó por unanimidad en julio instar a las administraciones implicadas en la mejora del río a disponer de los medios necesarios para la puesta en valor de sus recursos patrimoniales, históricos y naturales. De cara a ese pleno, se preparó un plan que incluía limpieza, eliminación de vegetación, adecuación del embarcadero y del entorno del Botánico, con la mirada puesta en aprovechar el río para actividades lúdicas y deportivas. Los primeros trabajos empezaron con la mejora de los aliviaderos en la salida de aguas pluviales, tarea en la que sigue la empresa municipal Emacsa.

El alcalde, José Antonio Nieto, quiere firmar un convenio con la CHG mediante el que el Ayuntamiento aporte un 20% y la CHG, el 80%. Además, pedirá a la Junta un plan de gestión de los Sotos, una extensión de 213.627 metros entre los puentes Romano y de San Rafael rica por su biodiversidad. La Junta lleva desde abril trabajando allí y tiene un plan para seguir haciéndolo hasta el 2016. La idea es eliminar especies no autóctonas y realizar tratamientos a las que lo son para recuperar el paisaje de hace 15 años con el máximo mimo a las aves. La inversión asciende a 290.000 euros. Además, trabajará entre los puentes Romano y de Miraflores, en la margen derecha, de la que retirará basura y podará su vegetación. El proyecto incluye la conservación de edificaciones --noria y molinos de Enmedio y Téllez-- en cuanto a limpieza. Ya se han retirado 2.500 kilos de basura, limpiado la margen izquierda y 2,5 hectáreas de la derecha. La actuación se retomará cuando baje el caudal.

Otra asignatura pendiente son los elementos patrimoniales que salpican el río en La Ribera. La noria, símbolo de la ciudad, es el signo más evidente de la dejadez. Hace cuatro años, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, anunció la recuperación de la noria con un ambicioso proyecto que le iba a devolver la oportunidad de regar los jardines del Alcázar; iba a rehabilitar los molinos de Hierro y San Rafael; construir un museo en el Cordel de Ecija; y ejecutar la segunda fase del plan del río. La inversión superaba los 80 millones de euros. De aquello nunca más se supo.

Recuperar los molinos es competencia del Ayuntamiento, que ya ha actuado en los de la Alegría, que forma parte del Jardín Botánico y es el único al que se le ha sacado partido; el de Martos, que está cerrado y devorado por la vegetación; y el de San Antonio, cerrado y con la huella de la última crecida. De momento, el Ayuntamiento quiere optimizarlos, ya que recuperar el resto, incluida la noria, requiere un desembolso impensable en crisis.

A los vecinos no les pasan desapercibidas estas carencias. Tanto el presidente de la federación Al-Zahara, José Rojas, como la presidenta de la asociación Axerquía, Juana Pérez, solicitan una intervención, aunque hecha con mesura y "criterio". Ecologistas en Acción está en contra de una intervención "por motivos estéticos", aunque respalda una que sea "razonable" y "respetuosa" con los valores naturales, según señala Juan Escribano. En la ciudad es un tema que preocupa, lo que demuestra la alta participación en la encuesta que recoge CORDOBA en su web, en la que se perciben las discrepancias. Aunque hay muchos partidarios de domesticar la vegetación, otros creen que es mejor dejar a sus anchas a la naturaleza. Entre unos y otros, el término medio, actuar pero con sentido común.