La pandemia del covid-19 ha provocado un aumento significativo en el uso del plástico, tanto en hospitales como en los hogares, sobre todo de usar y tirar, con el consiguiente impacto también para el medio ambiente, como apuntan los expertos. En el caso de los hospitales, el habitual uso de mascarillas y sistemas de protección en determinadas áreas y quirófanos se ha extendido al conjunto de todo el personal sanitario, así como a los propios ciudadanos que acuden al hospital.

En esta coyuntura, ¿cómo está gestionando el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba el reciclaje y/o destrucción de todo el material de seguridad y prevención más directamente vinculado con el coronavirus? Tales como mascarillas, pantallas, plásticos, etc.

El Hospital cordobés está acreditado en gestión ambiental desde el año 2007. Esta acreditación garantiza que en el desempeño de la actividad sanitaria también se protege el medio ambiente, mediante el desarrollo de una política ambiental que es común al Servicio Andaluz de Salud (SAS) y que es «un compromiso con todos los ciudadanos de trabajar en la protección y minimización de los impactos ambientales del centro», como explica Clara Eugenia Luján, coordinadora de Gestión Ambiental del hospital.

Respecto a los denominados residuos covid, Luján explica que éstos se incluyen dentro de la categoría de residuos infecciosos, por lo que los datos concretos de los que dispone el hospital se corresponden con el total de residuos de esta clase.

Residuos peligrosos en el almacén del Reina Sofía. Foto: CÓRDOBA

«Es imposible hablar con exactitud de residuos covid exclusivamente, ya que los contenedores son de residuos infecciosos donde se mezclan materiales que se han utilizado para la asistencia a pacientes covid o como prevención, y a pacientes con otras patologías infecciosas», señala Luján.

No obstante, desde el hospital se estima que aproximadamente un 30% de los residuos infecciosos que se vienen generando últimamente están relacionados con el coronavirus. Los residuos covid en sí son los Equipos de Protección Individual (EPIS), las mascarillas, batas, etc.- Un material que no genera mucho peso, “un aspecto que también es importante tener en cuenta”, apunta la coordinadora de Gestión Ambiental del hospital. A modo de ejemplo, un contenedor lleno de EPIS puede suponer un peso de 2 a 3 kilogramos.

En total, solo durante el pasado mes de septiembre el Reina Sofía generó 12.971,4 kilos de residuos infecciosos, de los cuales 5.344 kilos fueron depositados en 1.089 contenedores distribuidos por áreas en las que se atiende a pacientes covid: las plantas del Hospital General, Hospital Provincial, UCI, Consultas Externas, Unidad de Radiodiagnóstico, y Urgencias de adultos e infantiles. Lógicamente, las plantas covid y la UCI son las unidades en las que mayor volumen de residuos infecciosos se generan. De todos estos residuos, el único elemento que se reutiliza son los propios contenedores que, tras superar un proceso de desinfección descrito en la normativa vigente, pueden volver a utilizarse.

El resto de materiales son entregado al gestor autorizado, una empresa que es común en todo el Servicio Andaluz de Salud (SAS). Antes de esta entrega al gestor, explica Luján, los residuos son trasladados desde cada área asistencial , a través del circuito interno de sucio, al almacén de residuos peligrosos ubicado en el punto limpio del complejo hospitalario.

Este punto limpio dispone de una gran capacidad con 4 compactadoras, 2 cubas de 30 metros cúbicos y varios almacenes. En el 2019 el hospital generó más de 2.209 toneladas de residuos en total, y por lo que respecta a los residuos peligrosos, se tratan adecuadamente los infecciosos -categoría en la que se encuadran los residuos covid-, citostáticos -generados en los tratamientos contra el cáncer-, químicos e industriales. El pasado año se gestionaron casi 129.500 kilos de estas cuatro categorías.

Los residuos covid, junto al resto de infecciosos, una vez preparados en este punto limpio se entregan al citado gestor autorizado, que los transporta a su planta de tratamiento robotizada, «donde reciben el tratamiento en autoclave a alta temperatura, inertizando y desinfectando todo el material infeccioso».

De forma paralela, el propio contenedor es desinfectado a alta temperatura, pasando por los controles de calidad que garantizan su desinfección, y se vuelven a poner en circulación en el hospital. Protegiendo así no solo la salud de todos, sino también el medio ambiente.