Ciertamente, los patios nuevos en el concurso municipal son, si se permite la expresión, los niños mimados del certamen. La sorpresa de su incorporación al concurso, la atención de los medios, el cariño del vecindario que les regala esquejes, plantas y hasta macetas...

Es el caso este año de Guzmanas 7, el patio de Óscar y Elena, que han recuperado para ellos mismos y la Humanidad. Fue un auténtico corral candidato a la piqueta, pese a que su historia se remonta más allá de 1690. Pero Óscar y Elena lo compraron, se remangaron y, al cabo de 7 años... quieren compartir con el mundo las maderas saneadas, los ladrillos, las baldosas, las flores. No se trata de un museo para la ocasión. Cada rincón de la casa (pozo medieval, fogones, arco de entrada, maderas, muebles...) es vivido y disfrutado intensamente y «creemos que no es solo nuestro, debe quedar para Córdoba», afirma Óscar Rubio, con un entusiasmo que impresiona: «Con lo que me ha dicho la gente que ha visto ya el patio, sobre todo los mayores... si esto es así, yo abro el patio 20 años». Dicho eso, dicho todo.

Pero tampoco se pierdan el patio de Barrionuevo 43, que vuelve al concurso tras una década que para algunos ha sido un suspiro. «Me dicen que por qué ha estado cerrado dos años el patio... ¡Dos años!», decía ayer bromeando José Antonio López, mostrando el mismo entusiasmo.

Viana, de puertas abiertas

Una ilusión que, por cierto, no es patrimonio exclusivo del debutante en el concurso. Si fuera así, hace tiempo que ya no habría Fiesta de los Patios. Un ejemplo: hoy mismo el Palacio de Viana celebra su jornada de puertas abiertas con motivo de los Patios. Aunque participa fuera de concurso en el certamen a través del emblemático patio de la Cancela, hoy también abren gratis los otros 11 recintos, que son toda una lección de antropología e historia sobre el patio cordobés, desde su concepto más humilde a las más aristocrática... sin faltar ilusión.