La patronal agraria Asaja ha repartido hoy en Córdoba miles de kilos de naranjas a los consumidores, en un acto que ha sido una reivindicación del sector de los cítricos, frente a la entrada de naranja extranjera y, sobre todo, frente a los bajos precios que pagan en origen a los agricultores.

Uno de ello es Nicolás, un productor de Palma del Río que ha asistido hoy al reparto gratuito de naranjas y que ha asegurado a Efe que la situación es "insostenible" desde el punto de vista económico, con unos productores incapaces de presionar para lograr unos precios justos por un producto que, a su juicio, es "el mejor del mundo".

"Las naranjas de Palma del Río son las mejores por una sencilla razón: Son las que reciben más sol. Y eso significa más azúcar y más aroma", especifica el agricultor, que lamenta, al mismo tiempo, que un producto tan bueno no pueda competir con las más baratas naranjas de países como Egipto o Sudáfrica.

Según los datos de la Cámara de Comercio, un kilo de naranjas se paga en el campo entre 8 y 10 céntimos de euro en el caso de la Navelina y entre 15 y 18 céntimos en el caso de la Salustiana. Los costes de producción, según Nicolás, son de 12 a 15 céntimos por kilo, más unos 5 céntimos por recogida. Cerca de 20 céntimos.

Ese precio luego se multiplica en los supermercados, tal y como señala Javier, un joven que espera en la cola a obtener sus naranjas durante el reparto. Javier recalca que el verdadero problema es "el desempleo y las condiciones de trabajo".

"Si la gente tiene dinero, se preocupa por comprar la naranja más buena, aunque tenga que pagar más. Pero no hay trabajo y al final se compra la que salga más barata", señala en la cola el joven, que lamenta que no se le pongan trabas a la entrada de alimentos de fuera a competir con los andaluces, siendo Andalucía "la despensa de Europa".

En este punto, coincide con el presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, que ha señalado a los periodistas que, aunque haya que proteger el comercio internacional, no vendrían mal "unas cláusulas de salvaguarda".

"Es impensable que productos que vienen de Egipto, de Sudáfrica, de Argentina, lo hagan sin las protecciones que tenemos en la UE. No solo sociales, sino también de sanidad", ha afirmado el presidente de la patronal agraria.

Mientras tanto, María Dolores, que se ha enterado del reparto por el periódico, espera paciente su turno y reconoce que no está de acuerdo con el precio que están pagando a los productores, e Isabel, un poco detrás en la cola, desconoce cuánto se paga en origen.

"Yo sé lo que pago yo, un euro el kilo. A veces 80 o 90 céntimos", ha precisado la consumidora.

Esa diferencia, de más de 60 céntimos, es la que marca las ganancias de unos, y los desequilibrios de otros. El mercado global capitalista, como las naranjas, puede ser bastante agridulce