La segunda jornada de mercadillo en El Arenal, el único de Córdoba en el que han podido abrir todos los puestos hasta ahora, volvió a desarrollarse ayer con éxito de público y antes del mediodía ya habían acudido 5.500 personas, de acuerdo con los datos facilitados por el concejal de Comercio en el Ayuntamiento de la ciudad, Antonio Álvarez. Este, que se desplazó al lugar para comprobar cómo marchaba la actividad, previó que la afluencia podría superar incluso la registrada el domingo anterior, cuando se contabilizaron en torno a 8.500 visitantes.

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Álvarez adelantó que a partir de hoy «todos los mercadillos van al 100%, pero ajustaremos los puestos un poco, a cuatro o cinco metos de anchura, para que no haya tanta aglomeración». En esta línea, señaló que se mantendrá la figura del auxiliar de mercado, que seguirá controlando que el público use gel desinfectante y emplee mascarillas para evitar posibles contagios de covid-19, y concretó que en El Arenal «dejaremos duplicado el espacio para el mismo número de puestos», con el fin de contribuir a que se cumpla la distancia de seguridad.

Álvarez recordó, además, que el aforo límite en mercadillos al aire libre es de 2.268 personas a partir de este lunes, más los vendedores, y apuntó que por el momento «no se ha sobrepasado nunca», aunque entiende que «en el futuro habrá que hacer que no se supere».

De este modo, una vez pasado el control de acceso, la calle en la que se encontraban los puestos recordaba ayer la afluencia de la Feria, con un ir y venir de compradores protegidos, eso sí, ante el coronavirus. Uno de los comerciantes animaba a las mujeres a comprar bolsos al grito de «¡Pasad por la ITV!», aunque también se escucharon los clásicos «¡A dos euros!».

En un puesto, Ángel Cortés lamentó, entre otras cuestiones, que «antes de este problema (en referencia a la crisis sanitaria) ya teníamos escasez y necesidades», explicando que «el temor» de los vendedores es que «ya no vamos a percibir ayudas al haber finalizado el estado de alarma y se reinician los pagos». De su parte, Joaquín Cádiz, presidente de Upcova (una de las asociaciones que representa a estos empresarios) adelantó que será «muy complicado» remontar y realizar inversiones para adquirir nuevos artículos, por lo que «muchos tendremos que quedarnos estancados si no tenemos ayudas». Además, destacó que también están trabajando con el Consistorio para que les condone las tasas de este año (unos 400 euros trimestrales por participar en cuatro mercadillos a la semana), una medida que, según manifestó, se ha adoptado en otras ciudades. Cádiz recordó que solo en El Arenal hay 252 puestos de los que dependen el mismo número de familias y «si no hay ayudas, vamos a perecer muchísimos».

El apoyo

Consultado por este periódico, el concejal de Comercio detalló que el plan de choque impulsado por el Ayuntamiento contempla una partida de 250.000 euros para la actividad ambulante, que se podría destinar a iniciativas como la compra de existencias o la adopción de medidas de protección contra el covid-19.

Sin embargo, manifestó que la exención de tasas «es más complicada técnicamente», ya que habría que aprobarla en un pleno «y hay que tener en cuenta que existen muchas tasas de otros colectivos».

Más allá de estas consideraciones, el ambiente en El Arenal era distendido y algunas compradoras confirmaron a este periódico que han echado de menos el mercadillo. Entre estas se encontró Lola Serrano, que acompañada por otros familiares afirmó que «tenías ganas» de visitarlo porque «es muy asequible, son muy agradables, hay mucha variedad y es más de barrio». Bikinis, telas, pantalones, camisetas, ropa interior, un top y una bufanda del Barça fueron sus primeras compras.

Por otro lado, Almudena Moya indicó que «me gusta mucho comprar la fruta y le he comprado a la niña unas sandalias». Cerca de ella, un trabajador, Antonio Heredia, aseguró a este diario que «la cosa está muy mal», porque «las prendas están muy baratas y no se gana nada. La gente viene, pero no compra».