Apoyo y recelo. Son las dos palabras que mejor definen el parecer transmitido ayer por vendedores del mercado de abastos de la glorieta Cisneros, en Ciudad Jardín, en relación a la propuesta que Comercio Córdoba plantea al Ayuntamiento para la parcela existente junto a la plaza de toros. La federación pretende que el Ayuntamiento retome en el espacio utilizado para estacionar, y controlado por gorrillas, un proyecto que combine mercado de abastos y gastronómico con aparcamiento subterráneo. La idea de Comercio Córdoba es que los placeros del mercado de abastos que quieran se trasladen al nuevo edificio. Mientras unos vendedores apoyan la iniciativa, otros la miran con recelo.

En el primer grupo está José Antonio Pérez, que lleva más de treinta años en el mercado y que se muestra «encantado de la vida» si llega a hacerse realidad. «Estoy dispuesto a irme con los ojos cerrados», asegura, ya que un negocio así «es futuro, mientras que este tiene los años contados». En la misma línea se muestra Manuel Polonio, que solo lleva ocho años allí pero que piensa que «todo lo que sea mejorar, bienvenido sea, sobre todo por el aparcamiento». Dispuesto a irse está también Rafael Rodríguez, ya que «esta zona es muy antigua», aunque cree que la idea es «una quimera, es surrealista».

Menos claro ven el traslado otros vendedores, entre ellos el presidente de la asociación del mercado de abastos, Manuel Ruz, que lleva treinta años allí y al que le ha sorprendido la propuesta que ya se planteó hace años y que fue descartada por «inviable», porque «se disparaba lo que había que pagar, más o menos igual que por instalarse en el centro comercial del Zoco». «No nos informan de nada», lamenta el presidente de la asociación de este mercado, que cuenta con 18 puestos y medio siglo de historia. Ruz se pregunta que, «si no hay dinero para instalar un aire acondicionado, ¿cómo va a haberlo para una iniciativa de esa envergadura?». «Aquí cuesta llegar a fin de mes», asevera, pagando mensualmente una media de 200 a 300 euros -sin contar con otros gastos-, por lo que todo lo que sea superar esa cifra «es inviable», ya que a eso hay que sumar la inversión en los puestos y el traslado de las vitrinas que puedan adaptarse. No obstante, asegura que «si salen las cuentas, no hay problema» para el traslado, cosa que duda. En cualquier caso, exige al Ayuntamiento que antes de tomar una decisión «nos pregunte» y demanda la instalación del aire acondicionado, que considera urgente.

Una de las vendedoras más veteranas en el mercado, Pilar Rodríguez, que lleva más de cuarenta años allí, es consciente de los problemas que tienen las instalaciones, pero, aún así, la propuesta de la plaza de toros le genera incertidumbre. «¿Cuánto costarán los puestos? y ¿cómo se financiarán?», se pregunta. Aunque en principio ve «bien» la idea, otro placero, Víctor Manuel Alcántara, quiere saber primero las condiciones del traslado, al igual de Leonor Algaba.

Clientas consultadas como Rafi Polo o Isabel Montero también apoyan la iniciativa. «Esta plaza estaba bien pero se está acabando», afirma la segunda.

Aunque en principio el Ayuntamiento respalda la idea de rescatar el proyecto de aparcamiento con usos comerciales junto a la plaza de toros, aunque supeditado al acuerdo previo con comerciantes y vecinos, el concejal responsable de los mercados municipales, David Luque, asegura que construir un edificio de esas características «es inviable económicamente a corto plazo». Luque, que no cree rentable la iniciativa y ve difícil una concesión administrativa, explica que, de momento, el plan de inversiones en los mercados municipales vigente contempla puntos limpios en Ciudad Jardín y el Marrubial y dotar de aire acondicionado a los edificios de Ciudad Jardín (que será el primero) y La Corredera. En cuanto a obras, la prioridad será, según Luque, el mercado del Marrubial. El presupuesto municipal solo contempla 150.000 euros para los mercados.