El plan de Gómez para su aperitivo de libertad, que apenas le duró tres horas, era sencillo. «Ahora iré a mi casa a comer con mis hijos, mis nietos y amigos», dijo a la salida de la cárcel, y la verdad es que le dio a tiempo a hacer poco más. Salió a las 14 horas de Alcolea y a las 17 horas ya estaba de vuelta, tan sonriente como cuando salió, en el Centro de Inserción Social (CIS) del polígono de las Quemadas, donde tendrá que ir a dormir a partir de ahora. Sus hijos, que prefieron no hacer declaraciones, compartían el estado de ánimo a juzgar por las caras sonrientes con las que llegaron en su busca. «Los pobres se pusieron muy contentos cuando se enteraron de que salía», dijo Gómez.

Según las fuentes consultadas, su horario deberá establecerse hoy tras permanecer la noche en el módulo de ingresos, a la espera de ser entrevistado por el equipo técnico, ya que no existe un patrón estándar para todos los presos. Lo habitual es que puedan salir por la mañana y regresar a dormir en torno a las 20 horas, de domingo a jueves (los fines de semana los tienen libres). También es habitual que pasado un número de semanas puedan empezar a disfrutar de una semana libre al mes. Del mismo modo, está por ver en qué cursos o programas socieducativos o de inserción deberá participar y en qué condiciones dormirá en su nuevo alojamiento, y si tendrá que compartir habitación con muchos presos en similares condiciones o no.