El Partido Popular recuperó la Alcaldía de Córdoba la noche del 26 de mayo del 2019Alcaldía de Córdoba, al 89% del escrutinio y después de una noche electoral de infarto, cuando superaron en votos a los socialistas. José María Bellido arrebató a Isabel Ambrosio el bastón de mando después de que la edil del PSOE hubiese gobernado desde el año 2015 el Ayuntamiento en coalición con Izquierda Unida y en virtud de un acuerdo de gobernabilidad rubricado con Ganemos (formación política que no pudo presentarse finalmente a las elecciones locales del 2019).

La victoria de los populares en Córdoba se produjo con apenas 4.265 votos de diferencia respecto a la segunda fuerza más votada, el PSOE, que perdió (pese a mejorar sus resultados de 2015 y sumar 8 concejales) al hundirse el bloque a su izquierda. IU cosechó, de hecho, el peor resultado de su historia en la capital, mientras que Podemos se estrenó en Capitulares junto a Vox, ambos con dos ediles. La noche electoral dejó, a la postre, la constitución de un Pleno fragmentado por seis formaciones políticas y un Ciudadanos, con cinco concejales, convertido en tercera fuerza política y llave de la gobernabilidad de Córdoba.

De este modo, con 9 concejales y 43.434 votos (el 29,64% del total), José María Bellido se convirtió en el noveno alcalde de la ciudad recuperando la Alcaldía de la capital, que el PP tuvo en sus manos por última vez con José Antonio Nieto (2011-15) con quien el actual regidor formó equipo siendo él entonces responsable de Hacienda. Como se barruntó ya desde la noche del 26M y los días posteriores, --entonces sí, Córdoba disfrutaba de su Feria--, el PP se afanó en lograr un pacto con Ciudadanos replicando el acuerdo que estas formaciones habían sellado meses antes a nivel andaluz. El pacto para el gobierno de Córdoba se rubricó finalmente el 13 de junio y se plasmó en un acuerdo programático de 16 páginas, 9 puntos de medidas generales y 77 específicas que fijaban como prioridad «la mejora de la vida de los cordobeses y la estabilidad de la ciudad».

Pese a que Vox debutó en el pleno de investidura del 15 de junio con una abstención --«por imperativo ideológico», según aclaró entonces su portavoz, Paula Badanelli, después de acusar al PP de no haber querido sentarse a negociar con ellos--, en la práctica el partido de Abascal ha apuntalado la mayoría de las decisiones tomadas por los 14 ediles que forman el gobierno local y ha respaldado los documentos económicos más importantes para una Corporación: los presupuestos y las ordenanzas fiscales. En ambos casos, hubo negociación previa y Vox vendió como propia la impronta de sendos acuerdos.

Y entonces llegó el covid

La irrupción de la pandemia del coronavirus el pasado mes de marzo, a nueves meses del inicio del mandato, ha supuesto un punto de inflexión brutal en el devenir del equipo de gobierno. Hasta entonces, PP y Cs habían ensayado su pacto (en enero cifraron en un 45% la ejecución de las 77 medidas acordadas) y sorteado algunas crisis o amago de ellas, como la que provocó la salida por voluntad propia del concejal de Cultura, Juan Miguel Moreno Calderón y que provocó la primera remodelación del gobierno, o la polémica derivada en torno al concejal Manuel Torrejimeno y su gestión al frente del Imdeco.

Por contra, PP y Cs han defendido como importantes avances de estos meses la rebaja de la presión fiscal, la recuperación de los nombres de las calles Cruz Conde o Vallellano o la reactivación de la Gerencia de Urbanismo (cuestionadas todas ellas por la oposición), así como la firma, ya en tiempos del covid-19, de un plan de choque (que en la práctica supone una enmienda a sus presupuestos) pactado con la patronal y los sindicatos. En tiempos del covid, el alcalde y su equipo han logrado poner en marcha, casi por obligación, la administración electrónica, y a ellos les tocará gestionar la salida de la crisis de una ciudad en estado de shock .