El exdirigente de Izquierda Unida y exacalde de Córdoba Julio Anguita y el secretario del proceso constituyente de Podemos, Juan Carlos Monedero, participaron ayer tarde en una sesión del Aula de Debate de la Universidad de Córdoba, donde abordaron el papel de la izquierda en la Europa actual.

El acto, que consiguió llenar el salón de actos del Rectorado y que se prolongó por espacio de tres horas, sirvió para escuchar las reflexiones de ambos políticos sobre su manera de concebir la política, que en ambos casos consideran que tiene sentido si la acción principal, la movilización y la concienciación proceden de la ciudadanía y no solo dependa de la emisión del voto.

Abordaron la repercusión que tuvo la caída del muro de Berlín o la desaparición de la Unión Soviética, señalando que propició que la socialdemocracia y el mercantilismo se apropiaran de la actividad política y de la vida en general, ocasionando una pérdida de derechos y de la esencia misma de la democracia.

En ambos casos se refirieron al Acuerdo Trasatlántico de Libre Comercio (TTIP en inglés) que negocian la UE y Estados Unidos asegurando que contribuirá a una pérdida de la identidad de las producciones, así como de los derechos fundamentales adquiridos y que dejará sin contenido el artículo uno de la Constitución. Se debatió sobre la falsa identidad de una Europa unida y lo poco beneficioso que fue el Tratado de Maastrich en cuanto a la lucha contra las desigualdades sociales en beneficio de los intereses económicos.

En el debate sobre la identidad de la izquierda incidieron en señalar su lucha constante por la recuperación de los derechos fundamentales, aunque mientras Anguita se refirió a la vuelta a la esencia de buscar la igualdad, Monedero apostó por una redifinición y actualización.

Monedero también aludió de nuevo a Christine Lagarde, sobre la que dijo que no quiere que se muera sino que dure 150 años "con una pensión de 450 euros" y Anguita se refirió a la derecha política señalando que una de las señas de identidad que la caracteriza es el cinismo de pregonar derechos, pero luego supeditar todas sus actuaciones a los intereses del comercio.