A fuego lento. La cocina de la vida (Almuzara, 2021) es uno de esos libros que se puede saborear, oler, palpar; de los que emocionan y provocan la risa, el llanto, el sentimiento de la calidez del hogar, de unas buenas migas, de un buen vino. Mª Amor y Javier Martín brindan con él a los lectores unos ingeniosos relatos, acompañados de pequeñas y sencillas recetas que transportan a la realidad del día a día.

--Este no es el primer libro que escriben juntos. ¿Cómo nació la idea de empezar a hacerlo y cómo ha sido repetir la experiencia? Su relación ha de ser muy estrecha.

--Siempre hemos compartido el placer por la literatura, el gusto por la lectura y nos hemos intercambiado los buenos libros. De ahí saltamos a la decisión de escribir juntos. Hemos escrito dos novelas: El embajador de Medina Azahara, que narra la embajada de Otón I de Alemania a Abderramán III, publicada también por Almuzara, y El ombligo, una disparatada narración, centrada en la bondad innata de los seres humanos. A fuego lento se gestó en una conversación espontánea, que nos llevó a escribir un libro en el que los relatos, la cocina y la vida se cocieran juntos. Y sí, tenemos una relación estrecha, como hermanos que somos y bien avenidos.

--Imagino que también compartirán la afición gastronómica o ‘foodie’ -como dirían por Instagram-. ¿Son más de cocinar, de comer o de ambas?

--Más bien de ambas. La afición procede de la cocina de nuestra madre, el centro del universo de la casa, donde se cocinaba, se comía, se charlaba, se hilaba la vida y siempre se aprendía. Ese tipo de vivencias te acompañan para siempre, ya que las enseñanzas de la universidad familiar son de las mejores que pueden recibirse y es sabiduría que hay que mantener y transmitir. A ello le debe mucho este libro. Incluso hay algunos relatos que recrean esos recuerdos. No somos conocedores gourmet (foodie), sino que disfrutamos con la cocina. Nos gusta sorprender con platos nuevos, compartir la mesa y deleitarnos con las caras de los comensales, admitiendo sus críticas constructivas. Comer y cocinar son un placer para los sentidos, sobre todo cuando se elabora un buen plato con ingredientes sencillos.

--¿Cuánto de Mª Amor y Javier Martín hay en estos relatos?

--Teníamos muy claro qué queríamos escribir y cómo. Al ser un libro de relatos facilita la producción conjunta y, en este caso, los cuentos están firmados individualmente, salvo el último, que es un pequeño homenaje a una persona muy especial. Cada uno tenemos nuestro estilo personal, con el que recreamos experiencias vividas o imaginadas. La literatura también tiene, como la cocina, mucho que ver con compartir, disfrutar con otros y saborear la vida en buena compañía.

--Cada uno viene acompañado de una pequeña receta que recuerda casi a un breve poema. ¿Por qué no un recetario al uso?

--Es cierto que las recetas tienen mucho de poemas. No se trata de libro de cocina, sino de relatos, en el que la cocina y su entorno cobran un papel importante. Por ello, tiene dos índices. De un lado, el de los relatos y, de otro, un itinerario gastronómico a modo de carta de restaurante. Es el lector quien decide cómo quiere leerlo.

--Me gusta que en el libro se pase de un perol a un chicken tikka

--A los gustos culinarios, al igual que ocurre en nuestro mundo globalizado, no se le pueden poner puertas al campo. Conocer una variedad de platos de otros lugares acrecienta la apertura y el acercamiento a los demás. No olvidemos que la cocina es cultura y una de sus valiosas expresiones.

--El vino también tiene un gran protagonismo. ¿Descartamos beber zumo de melocotón con el cocido madrileño? ¿Y cerveza?

--Somos andaluces, por tanto, llevamos el vino en nuestro ADN, tomado siempre con moderación. Su presencia en el libro obedece a reivindicar ese mundo tan nuestro.

--Hay recetas de lugares diversos. ¿También les gusta viajar? De ser así, ¿cómo gestionan no poder hacerlo por la pandemia?

--Viajar enriquece a cualquier persona inquieta, siempre que viva el lugar que visita y no dedique todo su tiempo a hacer fotos y vídeos, como les ocurre a los personajes de uno de los relatos. La pandemia es un paréntesis.

--Para ustedes, imagino, que sacar el libro ha sido cumplir un objetivo. ¿Echan en falta las presentaciones?

--La publicación de un libro es un momento emocionante y de agradecimiento a la editorial, por una edición tan atractiva y cuidada. Pero, igualmente importante es el encuentro con los lectores. Siempre hay que reinventarse y todo llegará.