Al olmo viejo, hendido por el rayo / y en su mitad podrido,/ con las lluvias de abril y el sol de mayo / algunas hojas verdes le han salido.

A un olmo seco . Antonio Machado

Le conocí en el año 1978. José Luis Villegas, Pepe, era el mejor de todos nosotros. Cuando llegué a la ciudad de Córdoba, Villegas era un líder político y sindical, ordenanza del Banco Vizcaya, tenía una sabiduría natural.

Empezó muchas carreras y ha acabado con la de la vida. Amigo, compañero, fiel aliado, infatigable persona de izquierdas, gran conversador, superior gastrónomo, ha sido de lo mejor.

No son estas breves líneas para rememorar su memoria, sería imposible en tan corto espacio. Seguro que hay plumas mejores que han tenido mejores vivencias. Yo lo único que sé es que lo quiero.

Me acuerdo de tantas cosas que no tengo líneas suficientes para describir al personaje. No ha sido nunca un personaje en busca de un autor. El fue siempre el autor de su propia historia. Una historia no dudosa de histrionismos. Y es que Pepe Villegas dudaba de todo como los grandes filósofos. Y afirmaba también de todo como los grandes equivocados.

Ahora, que ha llegado el final, cuando todo es una gran putada me acuerdo de él, de su compañía y de tantos y tantos ratos beneficiándome.

Te quiero, Pepe.