La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, participó ayer, junto a sus homólogas de las localidades de Úbeda y Baeza, Toñi Olivares y Lola Marín, respectivamente, en el foro Andalucía, Patrimonio de la Humanidad, impulsado por Diario Jaén en torno al presente y al futuro de las tres ciudades andaluzas destacadas por la Unesco. En su intervención, que tuvo lugar anoche en el Palacio de Úbeda, la regidora cordobesa defendió la importancia de preservar el patrimonio, al tiempo que abogó por la innovación y la creatividad para ponerlo en valor. Así, Ambrosio dijo que «debemos imponernos a nosotros mismos el mandato cívico de ser cuidadosos para preservar el patrimonio, pero también ser lo suficientemente innovadores, creativos y ambiciosos, para ponerlo en valor, para difundirlo y, a la vez, para que sea fuente de riqueza».

Ambrosio, que agradeció al rotativo jiennense la oportunidad por la organización de esta cita, trató de responder a la preguntas de «cómo diseñar, implementar y sostener» la gestión de las ciudades monumentales «sin descuidar la conservación, restauración y promoción de una herencia arquitectónica de siglos», pero que esto «sea al mismo tiempo una fuente de progreso económico y prosperidad material para los propios vecinos». En este sentido, apostó por defender que los beneficios del patrimonio «lo sean, no solo para las empresas hosteleras, culturales o turísticas, lo cual es absolutamente imprescindible y se da por supuesto, sino que lo sean también para propio vecindario de los cascos históricos, tantas veces relegado por decisiones políticas en materia urbanística insuficientemente meditadas, o incluso inspiradas por la ceguera urbanística, el ventajismo político y hasta por la codicia a secas».

La alcaldesa, que aprovechó su intervención para glosar la belleza patrimonial de la capital cordobesa, alertó asimismo sobre la importancia de que los gobernantes se manejen «con prudencia, para que no acabe ocurriéndonos lo que a esas ciudades, en las que la población autóctona se ha sentido marginada o perjudicada y reacciona con fastidio -y hasta con resentimiento-, contra la propia industria del ocio y el turismo».