Todo iba muy tranquilo. Demasiado. Solo se habían producido atascos en cuestiones sin sentido como la señalización o no de proyectos para que se sepa quién debe acometerlos o el eterno debate sobre las competencias en la limpieza del río. Hasta la disolución de Procórdoba, ratificada previamente por su Junta General, pasó sin pena ni gloria. Ni siquiera hubo frases llamativas, al margen del "prepárame una cuerda mujer que me voy a ahorcar", de Gómez al referirse al drama de los parados o las palabras en latín con las que sorprendió su compañero Juan Miguel Alburquerque en la moción del río.

El Pleno que presidía por primera vez el alcalde, José Antonio Nieto, ante la ausencia del concejal del PP Luis Martín por el nacimiento de su primer nieto, estaba siendo, además de eterno, plano. Pero el ambiente de la gélida sala se fue caldeando y subió de tono al final, cuando nadie lo esperaba, y a cuenta de la ética de los desahucios. Todo se produjo en medio del debate de la moción que presentaba IU para rechazar el recurso del Gobierno al decreto de la Junta sobre la vivienda y que fue defendida por el concejal de IU Francisco Martínez. Allí salieron a relucir el extesorero del PP, Luis Bárcenas; la casa del vicepresidente de la Junta, Diego Valderas; y también la vivienda del alcalde. De repente, todo se complicó y la discusión que empezó entre Nieto y Martínez --que llegó a decir "usted me tira con tirador y yo le tiro con una pistola"-- se convirtió en una disputa entre el alcalde y Tejada que persistió mucho más allá de la moción. Nieto dio explicaciones sobre su vivienda y negó que la comprara de un desahucio, asegurando que llevaba más de 40 años deshabitada, por lo que pidió a Tejada que retirara "su mentira". A partir de ahí todo se enredó en un cruce de acusaciones que culminó a las 20.30. Fue el colofón a nueve horas de pleno.