Residente en un piso de alquiler de la Junta de Andalucía en el barrio de Las Margaritas, y con dos hijos discapacitados ya mayores que viven juntos en otro piso de este barrio, la ya de por sí delicada situación de Rosario Moral se agravó hace dos años cuando falleció su marido, y desde entonces tiene que salir adelante con una pensión no contributiva de invalidez por un problema en una pierna, por la que recibe 368 euros mensuales. Con 58 años, esta mujer acude a este centro donde recibe clases de informática, participa en los distintos talleres y encuentra el apoyo necesario para seguir adelante; además de poder acudir al cercano comedor social. «La verdad es que teníamos muchas ganas de que se abriera este centro», afirma, de cuyo personal tan sólo tiene buenas palabras, «pues se han portado muy bien, llevándome muebles al piso y apoyándome en la búsqueda de empleo». Actualmente, está pendiente de un posible trabajo temporal en Sadeco.