Hace muy pocos días falleció una de las personas que no pasan desapercibidas en el mundo social y cultural de la sociedad cordobesa.

Alfonso Gómez López descansó en el Señor tras una enfermedad contra la que estuvo luchando valientemente hasta última hora.

Abogado, escritor, luchador incansable, intensamente inquieto, ocupado y preocupado por la sociedad cordobesa, por sus tradiciones y por su cultura, perteneciente a una conocida e importante familia cordobesa, Alfonso Gómez López compartió su actividad profesional y familiar con un intenso amor por su ciudad y con el deseo de dejar constancia de una generación tan entrañable cómo fue la de su juventud, en la segunda mitad del pasado siglo.

Como muestra de ese cariño hacia la familia y su preocupación por la cultura, es de justicia destacar su esfuerzo constante por enaltecer la obra y la memoria de su padre, Juan Gómez Crespo, quien fuese director del instituto Góngora y de la Real Academia de Córdoba.

Pero quiero destacar de forma muy singular, el especial cariño que siempre tuvo y así lo demostró, hacia el Real Círculo de la Amistad, que actualmente me honro en presidir. Cariño que le llevó a ser miembro destacado de nuestra querida y centenaria institución y a trabajar denodadamente por su engrandecimiento y desarrollo, llegando a ocupar el cargo de Consiliario de Cultura en una época importante durante la que se contabilizaron brillantes consecuciones.

Personas como Alfonso Gómez López, desde muy diversas sensibilidades y puntos de vista, pero siempre, estoy seguro, con el común denominador de su cariño hacia el Real Círculo de la Amistad, han conseguido junto con otros muchos socios llevar a nuestra querida Casa a su actual situación de prestigio y ser uno de los más firmes baluartes de la cultura cordobesa, dejando atrás su carácter elitista para abrirse a la sociedad de nuestra ciudad.

Vaya por tanto desde aquí mi homenaje póstumo hacia un socio destacado del Real Círculo de la Amistad, junto con mi agradecimiento, y el de mis compañeros de la junta directiva del Círculo, por el esfuerzo realizado y por la aportación conseguida, esperando que sea recordada y sirva de ejemplo a futuras generaciones. Descanse en paz, Alfonso Gómez López.

(*) El autor del artículo es el Presidente del Real Círculo de la Amistad