«Que una pandemia pandemiano nos haga perder la vista de la otra, la que ya teníamos encima y que ahora, entre ola y ola, nos sigue salpicando y está empeorando la situación de la que veníamos». Así de rotunda se muestra la cardióloga pediátrica del hospital Reina Sofía Mª Ángeles Tejero, que considera necesario lanzar una alerta contra el sedentarismo. «A día de hoy, el 50% de los casos que vemos en consulta derivados por Atención Primaria son por dolor torácico y dificultad para respirar con esfuerzos moderados, como subir varios tramos de escaleras o una carrera corta y el 95% están relacionados con la falta de entrenamiento y no presentan ninguna anomalía cardiológica subyacente». Conviene tomárselo en serio. Según la doctora Tejero, las cifras de sobrepeso y obesidad infantil, que antes de la pandemia afectaban a entre un 35% y un 41% de los menores, lejos de retroceder, están creciendo de forma preocupante. La práctica de hábitos saludables relacionadas con la actividad física, que en el 2019 seguían solo un 36% de los niños y adolescentes se han reducido drásticamente. «En consulta, cuando se les pregunta si hacen alguna actividad física de forma regular, la mayoría dice que no».

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Pero ¿cuál es el efecto del sedentarismo y la obesidad? Según la especialista, «tiene consecuencias graves no solo para la salud física sino psicológica» que se están viendo agravadas en el actual contexto de aislamiento social.

Según la Organización Mundial de la Salud, un niño debe realizar al menos 60 minutos al día de «actividad física moderada-vigorosa». La doctora insiste en que «sacar al niño a andar media hora el fin de semana no es suficiente».

En este sentido, Tejero recuerda que «la obesidad en la infancia y adolescencia no es una cuestión estética sino que va a predecir la obesidad del adulto y los problemas que esta conlleva» como problemas de presión arterial, colesterol elevados, alteraciones ortopédicas como tibia vara, alteraciones de la articulaciones, dolor osteoarticular que limita aun más el ejercicio favoreciendo la ganancia de peso, etc. Los trastornos del sueño como la apnea también son frecuentes por la falta de actividad física, lo que influye en la circulación pulmonar. Además «la falta de sueño de calidad acaba provocando disminución de la atención y empeoramiento del rendimiento escolar», indica.

Recomendaciones

Para combatir estos y otros problemas, la cardióloga recomienda realizar una actividad física moderada o vigorosa al menos una hora al día, intercalando actividades vigorosas para el fortalecimiento muscular y óseo tres veces por semana. También sugiere limitar el tiempo delante de las pantallas a un máximo de 2 horas al día, que los padres compartan con los hijos la actividad física para «predicar con el ejemplo» y crear hábitos saludables desde la infancia, así como aprovechar cualquier actividad cotidiana para moverse, ya sea subiendo escaleras o desplazándose en bici. La doctora considera que «son preferibles las actividades en grupo y al aire libre» y recomienda aumentar el esfuerzo progresivamente. Todo ello, manteniendo siempre las medidas de seguridad que marca la pandemia.

Benjamín Castro, instructor de kárate en el club Atama, percibe un cambio en la movilidad física y la actitud psicológica de los niños. «Este año tenemos menos alumnos por el miedo de los padres, que están descuidando una parte muy importante para su desarrollo como es la actividad deportiva», explica. En su club, las prácticas se han adaptado a la pandemia, tanto en los horarios como en las actividades que ponen en práctica, sustituyendo en gran medida las prácticas de grupo por el entrenamiento individual. «Tenemos techos de 5 metros y máquinas que renuevan el aire en las salas, los niños llevan mascarillas, se desinfectan los pies y las manos y se respetan las distancias de seguridad», señala, «todo eso es importante, pero también es fundamental conseguir que los menores puedan seguir aprendiendo y socializando a través del deporte y que tengan la oportunidad de desconectar de esa negatividad que perciben por todas partes». Benjamín recomienda el kárate «porque es un deporte muy completo que te permite trabajar todo el cuerpo, como la natación y es apto tanto para niños, como para adultos y personas mayores». Los efectos de esa tendencia al sedentarismo que se venía produciendo desde antes de la pandemia no son nuevos aunque se han acentuado ahora. «La falta de actividad física hace que cada vez tengan más problemas de psicomotricidad y de coordinación».

La doctora Tejero atiende a un niño en la consulta de Cardiología. Foto: CHENCHO MARTÍNEZ

José Ojeda, entrenador del equipo Paco Pradas de fútbol de cadetes, coincide en que desde hace unos años, se perciben «los problemas crecientes de coordinación» por falta de juego y entrenamiento que se da en edades tempranas, algo que constituye un hándicap también para quienes quieren practicar algún deporte después «porque no van a alcanzar el mismo nivel que si estuvieran coordinados». La coordinación, explica, se tiene que trabajar desde los cuatro o cinco años. «El covid ha hecho que pasen horas con las pantallas y si no, tienen muchas actividades extraescolares sedentarias, así no les queda tiempo para jugar y hacer deporte, lo que dificulta esa parte tan importante para su aprendizaje», señala Ojeda. El efecto pandemia no solo se nota en los que nunca hacían ejercicio antes, sino en los que pararon en el confinamiento. «Fue duro recuperar la forma física en septiembre».