Durante el mandato del PSOE e IU, siendo alcaldesa Isabel Ambrosio, el Ayuntamiento decidió encargar un estudio para conocer qué posibilidades tenía el aeropuerto para el transporte de mercancías, ya que veía en el sector logístico una oportunidad para sacar provecho a las instalaciones remodeladas en la década pasada. Con un parque logístico (aunque con escasa ocupación), una terminal ferroviaria (aunque con necesidades de mejora) y dos autovías (aunque cojas sin la variante culminada) solo faltaba que el aeropuerto, que ya tenía su pista totalmente operativa, pudiera servir para impulsar la logística, ya que, de momento, no ofrecía los vuelos regulares para los que se remodeló. Las conclusiones de aquel estudio, que realizó Cimalsa, fueron que el aeropuerto tiene poco futuro para las mercancías pero sí posibilidades para un turismo selectivo, de alto poder adquisitivo o relacionado con el mundo del caballo o la caza. El estudio solo veía posibilidades en el transporte por avión de productos gourmet, de joyería o de alta gama. Los problemas que percibía en el aeropuerto son su terminal -que va a ser reformada-, pequeña y antigua, y su pista, corta para aviones grandes, que dificultan determinadas operaciones.

Fuentes de AENA señalan que «el aeropuerto está abierto a cualquier iniciativa que se traduzca en un incremento o diversificación de su actividad» pero «todo dependerá de que exista demanda para su uso», así como «del tipo de carga, ya que no todas las mercancías requieren las mismas instalaciones o los mismos procedimientos».