El viaje de María Eugenia a España comenzó un año después de que su marido, trabajador de una entidad bancaria, solicitase el asilo por las amenazas de muerte que propiciaron sus constantes negativas a colaborar con los grupos armados. La situación laboral de María Eugenia tampoco era sencilla, ya que tuvo que renunciar a su puesto de enfermera en Caracas por no ceder a las presiones políticas a las que se veía sometido el personal sanitario. «Te dicen que tienes que ponerte una camiseta roja y asistir a una manifestación si quieres recibir tu bono alimentario», comenta esta madre de dos hijas, que deja en Venezuela familiares enfermos debido a la falta de alimentos y medicación, por lo que dice estar viviendo «a la mitad».

Sin embargo, cuando le preguntan por la acogida recibida en España, María Eugenia cambia las lágrimas por una sonrisa. «He recibido mucho apoyo. Palabras de aliento. La historia nos ha llevado a los dos países a estar unidos, ya que en la dictadura de Franco muchos españoles llegaron a Venezuela», comenta. Y espera que esa fraternidad le sea devuelta en forma de asilo político.