Claudia Araceli Alvarenga Ramírez es una niña ciega de 11 años, que ha iniciado este curso sus estudios de primero de la ESO en el IES Santos Isasa de Montoro, localidad en la que vive junto a sus padres y a su hermano Antonio, de 3 años. Como su casa está a varios kilómetros del pueblo tiene que coger el autobús que la lleva al instituto en una parada, a donde la acompaña su familia. Claudia Araceli, que sufre una hipoplasia del nervio óptico desde que nació, estudió primero en el colegio Santo Tomás de Aquino, contando con el apoyo durante 3 días a la semana de María Antonia Bravo, su profesora de la ONCE, que ha estado con ella tres años en el colegio y ahora también en el instituto. La madre de Claudia se muestra muy agradecida a la ONCE por la labor que realizan con niños como su hija. «Tiene instalado un programa en el ordenador que le ayuda a trabajar, además de tener todos sus libros y materiales adaptados al Braille. En el colegio le fue muy bien y ahora que ha iniciado la etapa de la ESO, al principio estábamos todos un poco nerviosos, pero ya no. En el instituto sigue con sus amigas del colegio, como Cristina. A mi hija le gustan los idiomas, tanto el inglés como el francés, dice que quiere ser profesora de inglés», resalta la madre de esta chica. Claudia Araceli también va al Conservatorio de Música de Montoro desde los 9 años y toca muy bien la guitarra. Sus padres mandan vídeos y fotos de la niña a sus abuelos, que viven en Paraguay y éstos se emocionan cuando ven todo lo que su nieta es capaz de hacer. Para los padres de esta chica fue duro afrontar que sería ciega debido a esta enfermedad, porque «todo el mundo sueña con tener un hijo sano, pero con ayuda psicológica y de la ONCE aprendes a aceptar que esto no es el fin del mundo y para nosotros nuestra hija es la mejor», recalca su madre.