Córdoba obsequió ayer a sus visitantes con una espléndida mañana, ideal para pasear y descubrir una ciudad que acoge estos días a miles de personas llegadas de todos los lugares del país y por (casi) todos los medios de locomoción. Moteros, excursionistas en bus, familias en coche, parejas en AVE o en bicicleta se adivinaban entre la multitud que ayer llenaba cada uno de los rincones de la Judería y el casco histórico e la ciudad.

Muchos venían para solo un día, como un grupo de 24 personas llegado de Puertollano, que aseguran haber venido «para que los niños conocieran Córdoba, porque nosotros (los mayores) ya habíamos venido antes». De un poco más arriba son Nuria y José, un pareja de madrileños, que visitaban por primera vez la ciudad y aseguraban, sin dudarlo ,que «a Córdoba había que venir, porque hemos visto y oído tanto de esta ciudad que no hemos querido dejar pasar la oportunidad para conocerla».

Entre tanto, un grupo de turistas de distintos países pero procedentes de Málaga escuchaban las explicaciones de María José, la guía, que nos explicó que se trataba de una fórmula de visitas llamada «charabán» y que trae hasta Córdoba (y otras ciudades) excursiones de turistas individuales que llegan a una ciudad desde distintos destinos con rutas preestablecidas. «Solo están un día y conocen la zona cercana a la Mezquita, no da tiempo a más», explicó la guía, quien aseguró que el efecto de la declaración de Medina Azahara como Patrimonio de la Humanidad todavía no se está notando mucho, «porque es algo que hay que venderlo, sobre todo en el extranjero, para captar más visitantes. Eso no es algo que haga efecto de un día para otro».

Mientras, siguen las colas en la Mezquita y para probar la tortilla de Santos, del que oí decir que ha recibido un camión de papas para estar preparado.