Cincuenta años, casada. Convivencia afectuosa con su marido hasta que cumplen diez años juntos y empiezan las faltas de respeto, los insultos y ella calla. Cinco años más tarde, él le da la primera bofetada y ella lo perdona. A los meses, llegan los puñetazos, las patadas en las puertas, los ojos morados y el labio roto. El hijo menor no recuerda a sus padres dándose un beso, desde que tiene uso de razón los ha visto «a la gresca». La familia de ella no la apoya, el mensaje no escrito es «tienes que aguantar y no darle motivos para que se ponga violento». Hasta que un día él casi le rompe un brazo y ella decide denunciar. Después de casi dos décadas «aguantando».

Es el relato de un caso real de Córdoba, donde el número de denuncias registradas en el segundo trimestre del 2019 ha aumentado un 13,9% respecto al mismo periodo del 2018. De 459 denuncias a 523 registradas en tres meses, según los últimos datos, publicados ayer, por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, que sigue constatando el drama de cientos de mujeres. El dato de Córdoba contradice la tendencia nacional, donde, en el mismo periodo, la cifra de denuncias disminuyó un 3,7%.

Más denuncias y más órdenes de protección, 109 en total, un 14,7% más de abril a junio del 2019 que en el mismo periodo del 2018, y el porcentaje de condenas a los maltratadores. Del total enjuiciados, el 95,1% ha sido condenado por los órganos judiciales, frente al 92,9% del 2018. En España, la cifra es muy dispar y alcanza casi el 70% de las sentencias.

Entre los 529 delitos ingresados relacionados con la violencia de género en Córdoba, la mayoría, casi 400, son lesiones y malos tratos, pero también se produjeron dos casos de homicidio y 67 quebrantamientos de penas y medidas, una realidad que parece que aumenta. Las denuncias entre cónyuges (14,6%) y excónyuges (13,7%) son las menos.

En la mayoría de los casos, casi la mitad, el agresor es la ex pareja, con quien la víctima mantuvo una relación afectiva que no llegó al matrimonio y que en algún momento acabó. La propia víctima, no familiares ni vecinos ni amigos, es quien presenta el 84% de las denuncias y un 11% llega de partes de lesiones del juzgados.