El diestro sevillano Curro Romero nació el día 1 de diciembre de 1933. Debutó como novillero en 1954 y tomó la alternativa el 18 de marzo de 1959 en la plaza de toros de Valencia, de manos de Gregorio Sánchez y Jaime Ostos de testigo, con ganado del Conde de la Corte. Así, pues, este año se cumplen sesenta del doctorado de un torero artista y polémico a la vez. Capaz de levantar pasiones entre sus partidarios y detractores, salió cinco veces por la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Sevilla y siete de Las Ventas de Madrid. Curro Romero se retiró del toreo, tras 46 años activo, el 22 de octubre del 2000 tras haber participado en un festival benéfico en La Algaba. Contaba 67 años de edad.

En Córdoba actuó por última vez el 25 de mayo de 1999 (ayer se cumplieron veinte años), acompañado en el paseíllo por Juan Antonio Ruiz Espartaco y Juan Serrano Finito de Córdoba. Los toros anunciados del hierro de Hermanos Sampedro no pasaron el listón veterinario y hubo de remendarse la corrida con dos toros de Núñez del Cubillo. Fue necesario ver 18 toros para que el festejo fuera para adelante. Todos salieron faltos de fuerza y justos de presentación. La plaza registró tres cuartos de su aforo.

Curro puso al personal de pie con tres verónicas y una media muy suaves y templadas. En eso quedó todo, ya que el animal se derrumbó sin remedio en los primeros muletazos, siendo muy protestado por los tendidos. El torero sevillano no consiguió darle un muletazo. Mató de un bajonazo y escuchó palmas por su labor con el capote y la voluntad. Al cuarto le dieron fuerte en varas.

Curro Romero, muleta en mano, se salió a los medios para darle unos cuantos mantazos por la cara. Se fue a por la espada y lo despenó de múltiples intentos de cualquier manera. El toro fue aplaudido y el diestro abroncado fuertemente. Por su parte, Espartaco se presentaba en Córdoba, en esta su segunda etapa, y hubo de torear cuatro toros, ya que los dos de su lote fueron devueltos por flojos y cambiados por otros tantos de Núñez del Cubillo. Su balance final fue de oreja y oreja.

Finito de Córdoba, que había cortado una oreja en el tercero, al sexto lo recibió con una larga cambiada de rodillas que sorprendió al personal, ya que fue la primera vez que lo llevaba a cabo en la plaza de toros de Córdoba. Este toro también se derrumbó, pero al final consiguió arrancarle otra oreja. Espartaco y Finito de Córdoba salieron de la plaza a hombros y Curro Romero lo hizo entre el enfado del respetable. Esta es la historia de la corrida de despedida del diestro sevillano de la plaza de toros de Los Califas.