Se iba la tarde sin un solo trofeo, con más aburrimiento que historia, con mucho calor en los tendidos y no poco vacío en el ruedo, cuando Carlos Domínguez, en el sexto, en el último suspiro, cortó una oreja para maquillar la tarde. Eso sí, fundamentalmente en lo numérico, en el marcador. Sombra aquí, sombra allá, que decía la canción, pero poco más. Contó la voluntad y el querer, aunque hasta ahí. Apenas recuerdos, apenas poso. Unas veces los novillos, otras los novilleros... El caso es que no terminó de funcionar el festejo, muchas veces aburrido y largo, rozando las dos horas y media. Un espectáculo ideado para mirar al futuro, para abrir camino a los que comienzan, y que terminó sin un solo soplo de aire fresco.

La única ventana que se abrió, en el último capítulo, la del pacense Carlos Domínguez, dejó pasar la disposición, eso sí, aunque en un conjunto con no pocos defectos y carencias. Por otra parte, lógicas en quien comienza, pero quizás muy pronunciadas en razón al novillo. Porque más allá de que manseó mucho y siempre hizo amagos de rajarse, el animal se dejó una barbaridad, en continuos viajes de ida y vuelta. Y en esas, Domínguez ofreció un animoso saludo con el capote y una faena de muleta en la que quiso hacer de todo, con ganas y entrega, pero también con cierto desorden y poco ajuste. Precisamente por eso, a veces pareció brutote el animal, pero cuando el hombre sí supo tirar de la embestida, la colaboración fue plena. Tanto que por un momento llegó a gustarse el torero, y ahí sí. Pero fue un suspiro. Su apuesta fue la cantidad, un final de rodillas y unas bernardinas para terminar de llegar a los tendidos. Eso y una muerte rápida puso en sus manos una oreja, sin que el público ni la presidencia le afearan el metisaca. Sombra aquí, sombra allá...

La otra petición de oreja de la tarde, esta no atendida por el palco, fue para Carlos Jordán. Debió el presidente pensar que no terminó de explotar el buen ejemplar que tuvo en suerte, que debió estar mejor el de Villanueva de Córdoba, que se mostró por debajo de la condición del eral de Zalduendo. Si fue esa la interpretación que hizo el palco, no se equivocó, aunque más tarde, al comparar con el trofeo de Domínguez, la explicación fuera menos. En cualquier caso, Jordán, que el año pasado dejó una grata imagen, no amplió crédito ayer. Su toreo por la derecha, ante una embestida de mucha calidad, resultó muy despegado, sin compromiso en la colocación, sin el necesario ajuste. Y por la izquierda, casi siempre en línea. La vuelta al ruedo fue suficiente para una labor pulcra sin más.

El otro paseo al anillo de la tarde lo dio Rocío Romero, que dejó algunos capotazos templados como mejor argumento. Con la izquierda le sobró acompañamiento y le faltó más toreo. Y por el derecho, pitón por donde era más importante el novillo, alargar el trazo. Acertó a bajarle la mano por ahí, aunque solo en una última serie los muletazos fueron completos. Eso y un cierre de circulares invertidos terminaron de poner al público de su lado.

El Rubio, el otro cordobés del cartel, tuvo un novillo medido de fuerzas y un punto descompuesto al que le faltó mandarlo más. Más resuelto con la derecha, poco a poco se hizo con el animal, en una labor de menos a más en la que, no obstante, dijo poco y remató muy mal con los aceros. Claro que peor fue lo de los mexicanos. Adame hizo una faena tan larga como vacía ante un ejemplar soso. Ni uno ni otro, y además con algunos trapazos importantes. Y San Román, entre amontonado y eléctrico, nada sacó de otro zalduendo soso y medido de fuerzas. Insulsos ambos. No había para más maquillaje en una tarde que miraba al ¿futuro?

1ª de abono

GANADERÍA

NOVILLEROS

Juan A. Alcalde ‘El Rubio’

Media perpendicular, pinchazo hondo y 13 descabellos (ovación tras aviso).

Carlos Jordán

Estocada (vuelta al ruedo) tras petición.

Rocío Romero

Pinchazo y media estocada baja (vuelta al ruedo).

Alejandro Adame

Estocada al encuentro que escupe y estocada (ovación tras avisos).

Diego San Román

Dos pinchazos y estocada (ovación).

Carlos Domínguez

Metisaca (una oreja).

CUADRILLAS

Buen par de Fernando Sánchez en el cuarto.