«¿Flores autóctonas o exóticas en los patios de Córdoba?» La conservadora del Jardín Botánico y profesora de la UCO Carmen Jiménez lleva años estudiando las plantas que pueblan estos recintos y aún le cuesta convencer a la gente de que los geranios y las gitanillas que lucen en la mayoría de estas casas no son plantas originarias de Andalucía. «Lo que llama la atención en los patios no son las plantas verdes sino las flores, pero autóctonas yo diría que no hay ninguna». Según Jiménez, «todo viene de Sudáfrica y América por más que parezcan ya algo tan nuestro». Los geranios, de la familia de la pelargonia, por ejemplo, «empezaron a llegar a Europa en el siglo XVII, pero no fue hasta el siglo XIX cuando se introdujeron en España desde Inglaterra». Cuesta trabajo imaginar que un geranio florezca en un lugar sombrío como el Reino Unido, pero, según Jiménez, «allí las tratan de otra forma, las tienen fuera en verano y las resguardan en invierno porque no resisten las heladas». Las petunias y surfinias, cada vez más presentes en la fiesta, llegaron de América.

Encargada de examinar las plantas en busca de rarezas, asegura que este año se ha encontrado los patios bastante bien, por más que los cuidadores se quejen del adelanto de la floración. «Se nota en el geranio chino, que echó las flores hace semanas aunque algunos han logrado manejarlos con técnicas de cultivo y retrasar las flores a estas fechas». En cambio, «gitanillas, geranio basto, surfinias, petunias, gracias al sol y al riego, están preciosas ahora».

La industria floral marca el ritmo. «La mayoría de petunias de este año son compradas para el concurso porque, salvo excepciones, ahora no aguantan de un año a otro». «Hay variedades que sabemos que no se propagan industrialmente y que se mantienen solo de forma tradicional en los patios», señala Jiménez, «los cuidadores son quienes hacen que no se pierdan». Luego, hay variedades que crean modas. Es el caso este año de la calibrachoa. «Es una planta que se parece mucho a la petunia, pero con flores más pequeñas, muy florífera», explica, «en los patios se intenta que las que llegan nuevas se adapten para que se queden con nosotros, como ha ocurrido ya con otras como las begonias o los pendientes de la reina, de las que hay multitud de variedades». Algunas van y vuelven, como este año la medinilla magnífica, el geranio estelar o el geranio jaspeado, «más raros de ver». Según los estudios del Jardín Botánico, los patios de Córdoba atesoran unas 400 especies de plantas distintas que representan casi 500 variedades diferentes.

Para Carmen Jiménez, la clave de futuro debe ser «combinar la innovación y la tradición». La jardinería, afirma, «bebe mucho de lo nuevo, a los cuidadores les gusta probar en casa mientras trabajan en recuperar y conservar variedades tradicionales antiguas». Prueba de ello es Maribel, propietaria de Parras 5, que ha contribuido a que no se pierda el geranio rosa sencillo. En su opinión, «si queremos una foto fija de los patios hace 50 años, frenaremos su evolución natural y convertiremos los patios en momias». El otro reto es no caer en «la perversión de los patios, que es acabar montándolos como escenarios, hay que huir de eso».