Los cordobeses tienen ganas de fiesta, de risas y vino. En pleno mes de abril, con el mes de mayo a la vuelta de la esquina, ninguna borrasca va a impedir que la Cata del Vino se llene de público. Con esa premisa abrieron ayer sus puertas las 29 bodegas y los 10 restaurantes que este año tienen estand en la explanada de la Diputación. A la hora del corte de la cinta inaugural, ya había cola esperando para cruzar el umbral. Este año, varias bodegas traen novedades. Es el caso de Los Raigones, de Montilla, que presentan el vino joven denominado El Caballo Cordobés, elaborado con un coupage de tres variedades de uva, según José Antonio Jiménez, «un homenaje al caballo Lagartijo, que compartió media vida con el fundador de la bodega». Los paladares más expertos pueden probar el fino Lagar del cerro, «del que salen 300 botellas en primavera y 300 en otoño», un fino de lujo «que se extrae de la mejor bota de la bodega, la preferida del abuelo Santiago». No se la pierdan. Según Jiménez, el mal tiempo «no es problema para la cata» y, además, «este año vamos a tener tiempo bueno, malo y regular, hay donde elegir».

Pilar Bujalance, de la bodega Toro Albalá, recomienda probar el 2 claveles, otro vino joven que lleva en el mercado desde el 2016 y está arrasando en Madrid y Barcelona, donde este tipo de vinos se consideran «un producto chic» presente «en las mesas del público más foodie», esos que buscan la exquisitez gastronómica y la encuentran en productos como «el palo cortado». En su estand encontrarán también la botella de Eléctrico en forma de bombilla, una delicia que además «se vende muy bien como regalo», según Bujalance.

Pero beber sin picar algo no es cosa buena. En la taberna Los Chicharrones lo saben bien y se esmeran en ofrecer «calidad y precio». Según Juan Pérez, «en la cata la gente es muy aficionada al pescaíto frito, que amortigua muy bien el vino, al jamoncito, los molletitos y la tortilla de patatas, que es nuestra especialidad junto al clásico chicharrón de Cádiz». ¡Qué hambre!