Desde una planta carnívora (como en Alvar Rodríguez 8 o Judíos 6) a flores negras (Parras 6), pasando por los cactus más espectaculares (en plaza de las Tazas 1 y Aceite 8, por ejemplo) a plantas acuáticas (como la misteriosa rosa de Jericó, en La Palma 3), o desde el clavel de aire que vive suspendido y sin tierra (Alfonso XII 29) hasta el oriental bambú, quizá el de raíces más invasoras, de Plaza de las Tazas 1.

Porque si «no solo de pan vive el hombre», tampoco exclusivamente de gitanillas se adornan los patios cordobeses, ya que la variedad de especies que pueblan los recintos tradicionales se ha disparado los últimos años. Incluso hablando del más tradicional y popular geranio pueden encontrarse patios como Parras 5 con medio centenar de variedades diferentes.

En todo caso, el visitante a los patios puede recrearse con decenas de ejemplares espectaculares por su rareza o belleza, la leyenda que arrastran o sencillamente por su tamaño. Al respecto, puede citarse el patio de Ana Muñoz, Tinte 9, que junto a las micromacetas del pozo, como un rosal que crece en la concha de un pequeño caracol, está la mayor flor de color que ha abierto en patios: una medinilla de unos 30 centímetros, eso sí, exceptuando la flor del acanto de casi dos metros de Aceite 8. Y ya hablando de especímenes enormes... ¿qué puede decirse de la dama de noche de 5 metros de Gutiérrez de los Ríos 33, la costilla de Adán de Parras 5 o la esparraguera de Parras 6?

Las causas y la ciencia

La profesora de la UCO Enriqueta Martín Consuegra, directora científico-técnica del Real Jardín Botánico, sin entrar en juicios de valor explica las razones de esta explosión de variedades florales de los últimos años en los patios cordobeses: la mayor oferta de plantas de vivero, el progresivo abaratamiento y difusión de ejemplares raros, la mayor información y formación de los cuidadores y el aumento del poder adquisitivo por parte de muchos cuidadores de estos recintos tradicionales, resume la especialista que recuerda los profundos estudios que, a través de diferentes iniciativas, está haciendo el Jardín botánico sobre las variedades que pueden verse en los patios cordobeses.

En todo caso, son numerosos los ejemplos de plantas que se han popularizado en los patios los últimos años, a veces de golpe y, también en ocasiones, llegando a convertirse en emblemas irrenunciables de algunos recintos. Serían casos como la flor de la gamba, de la que tan orgullosa están en Martín de Roa 7; los pendientes de la reina, que ya es emblema de Ocaña 19, o del uso masivo que se hizo hace una década de la surfinia, planta de vivero y exclusivamente de temporada que llegó a crear toda una polémica sobre su uso que aún hoy no se ha cerrado. Más aún, podría decirse que en este 2017 es el año de las lobelias, de uso muy escaso en el pasado pero que en la presente edición se ha popularizado enormemente.

Floralia en el Arqueológico

Y es que detrás de la explosión de vida y color de los patios hay mucha ciencia, que no se limita a la Botánica y la Biología, también a la Historia, como ayer se pudieron comprobar los 210 asistentes a la actividad Teatro en Floralia, en el Museo Arqueológico, donde actores explicaron los orígenes romanos de las actuales fiestas de primavera cordobesas, explicó ayer su directora, María Dolores Baena. Por cierto, en el Arqueológico hay una planta de acanto florecida. Un emblema de este recinto al ser un guiño a la historia y arqueológía como tributo a los capiteles del orden corintio. Un hito más para el que quiera disfrutar y dejarse sorprender, flor a flor, por los patios.