Si duro es recibir el jarro de agua fría de un mal resultado electoral, peor es tener que salir al día siguiente a lucir palmito en la Feria y hacer como si nada hubiera pasado. Es lo que tiene celebrar elecciones en pleno mayo festivo, que no deja tiempo para lamerse las heridas a solas. El lunes de resaca fue ayer, sobre todo, lunes de resaca electoral. No en vano, El Arenal estuvo poblado en la sesión matinal casi en exclusiva por políticos y periodistas en busca de reacciones. La jornada empezó tempranito en la Caseta Municipal, donde la alcaldesa saliente, vestida de gitana para la ocasión, y el alcalde entrante se vieron por primera vez las caras y, contra cualquier pronóstico malintencionado, se fundieron en un abrazo.

Los concejales del PSOE vendrían ya llorados de casa porque, de cara a las cámaras, lucieron sus mejores caras, incluida la concejala de Promoción de la Ciudad, Carmen González, que de momento está fuera del Consistorio y aún así no abandonó la sonrisa en ningún momento, felicitando a los del equipo contrario por la victoria. Todos parecían seguir la consigna pantojera de «dientes, dientes» porque, a simple vista, no había ni rastro de mal rollo. «Nosotros ya pasamos por esto hace cuatro años en la Feria», confesó un asesor del PP que aún tenía presente en la memoria las últimas municipales. Se ve que ellos tampoco querían hacer leña del árbol caído.

Dentro de la Caseta Municipal, los mayores recibieron la visita de los ediles municipales con un aplauso. ¿A quién aplauden?, preguntó alguien, a lo que uno de los presentes se apresuró a contestar: «Al alcalde», por más que la recepción la diera la Corporación aún en funciones y fuera Isabel Ambrosio quien les dedicara unas cariñosas palabras de bienvenida. La política tiene estas cosas.

El que no tuvo muy buen perder fue Pedro García, que acudió a la cita con los mayores, pero al ver a los medios tomando declaraciones del futuro alcalde, se dio media vuelta y se fue, dejando solos a sus concejales Amparo Pernichi, Alba Doblas y Juan Hidalgo, que sí dieron la cara y llevaron con deportividad el resultado de la noche anterior. A Pedro García se le volvió a ver en la recepción de la prensa y por la noche, cuando se celebró el tradicional encuentro en el Rincón Cubano de IU.

La candidata de Podemos, Cristina Pedrajas, se estrenó ayer como concejal electa tirando de buen rollo, al igual que el ya saliente Rafael Blázquez, de Ganemos, que a diferencia de Ricardo Rojas, un clásico de estos saraos que ayer se ausentó, no quiso faltar a la cita con la prensa. A los que se vio incómodos fue a los de Vox, que acudieron a la recepción de los medios pero no se integraron en ningún corrillo, y eso que la número 2 es periodista. De momento, no han tenido ocasión de hacer amigos.

Ambrosio, por su parte, dio una lección de elegancia torera y aunque no hizo declaraciones como tal, departió con los periodistas en petit comité, respondiendo a las preguntas de unos y otros. Tanto la alcaldesa como Verónica Martos, la mujer de José María Bellido, estaban ayer preocupadas por cómo explicar el resultado electoral a sus hijas. Al parecer, las dos de Ambrosio se llevaron un sofocón y se pusieron a llorar cuando se enteraron de que su madre no sería de nuevo alcaldesa. Y eso que ella hacía ayer hacía una lectura positiva de unos resultados buenos aunque insuficientes para gobernar. «Que ¿qué les he dicho?, pues que no pasa nada, que la vida sigue».

Martos, por su parte, comentó que su hija mayor, de 12 años, no quiso acostarse hasta saber el resultado. La otra, de solo cuatro, cayó rendida antes. Las dos se levantaron ayer «raras», según su madre, «hay que explicarles todo bien», dijo, antes de bromear sobre la implicación de sus hijas en la campaña, que al parecer, han intentado convencer a sus amigas de que sus padres tuvieran claro de que había que votar «al papá de Alejandra».

En Ciudadanos, reinó ayer el buen rollo. Isabel Albás, vestida de flamenca, y los suyos tuvieron un día exultante de felicidad que tuvo su momento álgido cuando el concejal David Dorado, un chico serio, se marcó un chiste la mar de simpático a cuenta del premio que acompaña al número «cinco», cifra de concejales que ha conseguido el equipo naranja en estas elecciones. Está claro que no hay nada que un buen resultado y una cerveza no consigan. Lo peor ya ha pasado. Prueba superada.