Si hay un partido de la Liga en el que los aficionados del Córdoba CF tengan la fiesta garantizada, gane o pierda el equipo, ese es el partido de la Feria. Ese encuentro que cada año coincide con la fiesta colofón del mayo festivo en el que los aficionados del equipo acuden un poco más contentos que de costumbre, por más que en el estadio se juegue algo tan serio como la permanencia. Esta vez, con el futuro del Córdoba pendiendo de un hilo, el cordobesismo quiso darlo todo y llenar El Arcángel de público con las pilas bien cargadas. Por más que el partido diera comienzo a las 20.00 horas, El Arenal se tiñó de blanco y verde desde el mediodía, con jóvenes, mayores, mujeres y niños. Fernando Galán, abonado al Córdoba desde 1962, se colocó la camiseta y con ella puesta, acompañado por la familia, se fue a la Feria a afinar la voz. «Hoy gana el Córdoba, lo tengo claro, y si no, a aguantarse», sentenció convencido de la victoria. Con el mismo optimismo acudieron a la fiesta desde Cabra José Carlos y Jaime, con camisetas personalizadas del equipo. «Somos socios y venimos cada año a la Feria con los amigos desde horas antes y así matamos dos pájaros de un tiro», explicaron con la cervecita bien fría en la mano recién salidos de una caseta. «Tenemos el pálpito de que vamos a ganar, el equipo transmite», coincidieron ambos, «además, se ve muy buen ambiente en la Feria y eso luego se nota en el estadio, al equipo le hace falta porque estamos en un momento decisivo».

Los hombres no son los únicos que sufren/se divierten a cuenta del fútbol en plena Feria. Isabel y María, de Posadas y Alcolea, respectivamente, y socias las dos del Córdoba CF desde hace casi una década, celebraban con un grupo de amigos el buen ambiente horas antes del partido. «Hay muchos nervios, así que lo mejor es tranquilizarse aquí». Por más que haya habido derrotas en años previos por estas fechas, nadie recuerda haberse llevado un sofocón a El Arenal. «Yo creo que en Feria siempre ha ganado y hemos vuelto después del partido a celebrarlo, aunque si perdieron, seguro que vinimos a ahogar las penas».

Junto a la marea blanquiverde, El Arenal vivió ayer también un domingo familiar pletórico. Multitud de padres acudieron a la cita acompañados por sus hijos para cumplir el deseo de «montarlos en los cacharritos». Y eso que «a los niños les ha hecho la boca un fraile», se quejaba una madre después de verse obligada a decir que no a un paseo más. «Si fuera por ellos, estarían todo el día subidos, pero el bolsillo manda». Menos mal que algunos se entretienen jugando con el agua en los chorritos que hay junto al Ala Delta, punto de encuentro de muchas familias para la merienda o el descanso postcacharro.

Y es que, además del presupuesto para las atracciones infantiles, había que ir preparado para la comida familiar. No había más que asomarse a las casetas para ver cómo circulaban las tortillas de patatas, los platos de pinchitos y los flamenquines en todas direcciones. Todo ello, como es de imaginar, regado por cerveza o vino. Por cierto, que llama la atención la presencia mucho más visible de la manzanilla de Jerez que el fino de Montilla-Moriles en las casetas. Se ve que algo falla en la Feria de Córdoba si el vino de la tierra sigue aún a la sombra de otros caldos, máxime cuando el mayo festivo da el pistoletazo de salida con la Cata del Vino. Es una de esas cosas que no se entienden. Como tampoco se entiende que en una feria que abandera la lucha contra el machismo y por la igualdad la banda sonora de algunas casetas sea el reggaeton, ese estilo de música cuyas letras, mil veces repetidas, lanzan un mensaje tan nocivo a los jóvenes. Pero ese es otro cantar.

Y hablando de cantar, cada vez es más frecuente encontrar en las casetas música en directo, ya sea de orquestas, de grupos de covers o coros rocieros. Porque, más allá del odioso reggaeton, si hay algo que define a la Feria de Córdoba es la variedad de sones que se pueden escuchar en sus casetas. Hagan la prueba y cierren los ojos mientras se mueven por el recinto. Pasarán en cuestión de segundos de la sevillana de antaño a las sevillanas más contemporáneas, las rumbas, los sones latinos, el pop, el rock y hasta el himno del Córdoba, sobre todo, en días como ayer. Dicen que en la variedad está el gusto. Así que la de Córdoba debe ser una feria que gusta mucho. No hay más que ver que en un mismo día se combina el sol abrasador, las nubes, el fresquete y el chaparrón. Todo en uno. Pero eso no desanima a quien está de fiesta. Y si no, que se lo pregunten a los alérgicos (agradecen el agua caída del cielo) y a los mil y un grupos de mujeres y hombres que acuden a despedir su soltería cada año a El Arenal desde todos los puntos de España. Para Sandra Lozano y sus amigas, todas de Consuegra (Toledo), su primera vez en Córdoba ha sido precisamente en Feria. «Nos asustaron con el calor, pero se está muy bien, lo estamos pasando en grande».

El triunfo del Córdoba acabó rematando la jornada. ¡Buen lunes de resaca a los aficionados!