El brote de ‘Virus del Nilo’ detectado a mediados de agosto en varios municipios ribereños del Guadalquivir ha dado el salto a Cádiz. La Consejería de Salud confirmó este sábado la existencia de cuatro casos positivos, con un cuadro médico de meningoencefalitis, que permanecen ingresados en el Hospital de Puerto Real. Uno de ellos está siendo tratado en la Unidad de Cuidados Intensivos con un shock séptico. Estos casos se suman a los 24 ya confirmados en la provincia de Sevilla, donde hay otros siete posibles contagiados pendientes de las pruebas.

El West Nile Virus o Fiebre del Nilo es una enfermedad que se transmite a través del mosquito común. Suele encontrarse en aves procedentes del continente africano, de las que el insecto se alimenta, contagiándose e introduciéndola posteriormente en humanos, caballos u otros mamíferos con su picadura. La Organización Mundial de la Salud señala que cursa de forma asintomática en aproximadamente el 80% de los infectados, y apenas el uno por ciento registra síntomas más graves, como meningoencefalitis.

En la última década se habían documentado varios casos en caballo, y muy esporádicamente en humanos. Sin embargo, la sobrepoblación este año debido a las lluvias y al abandono de las pequeñas masas de aguas estancadas a causa del confinamiento ha provocado un aumento de los casos, especialmente en la comarca del Bajo Guadalquivir, una zona de marisma. El gobierno regional detectó durante el verano caballos e incluso aves contagiados en Sevilla, Cádiz y Huelva, así como en Catalunya. Pero ahora también hay casos en humanos en las dos primeras provincias. El brote, el más grave de los registrados hasta ahora en nuestro país, se ha cobrado ya la vida de tres personas de entre 70 y 85 años. Asimismo, una familia de Sevilla capital atribuye también a esta enfermedad la muerte de un hombre de 70 años, cuyo contagio fue confirmado, pese a que había sido dado de alta días antes .

La falta de vacuna, la única vía para evitar contagiarse es la prevención, mediante repelentes, mosquiteros o evitando estar al aire libre en las horas de mayor actividad de los insectos, y la fumigación. Los ayuntamientos y las diputaciones de las tres provincias andaluzas afectadas ya han realizado fumigaciones en núcleos urbanos y zonas públicas, mientras que el ejecutivo regional ha diseñado un plan de choque con fumigaciones mediante drones en zonas específicas de pantanales y arrozales.