“Yo solo pienso en esa abuela, y en esos padres, lo que tienen que estar pasando”. Rotos de dolor, y con la mente puesta en el calvario de la familia tras conocer el hallazgo del cadáver del pequeño Gabriel Cruz después de 12 días de búsqueda, miles de almerienses se concentraron esta tarde en la céntrica Puerta de Purchena para guardar cinco minutos de silencio y expresar su repulsa por lo sucedido y el apoyo a la familia. Un respetuoso silencio que solo fue roto por los gritos de “asesina, asesina” que profirieron algunos manifestantes.

Fue el alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, quien nada más conocerse el dramático desenlace convocaba a sus vecinos a concentrarse en la misma plaza donde el viernes todavía había esperanza para localizar a Gabriel. Al igual que entonces, la plaza se llenó de “pescaítos” en alusión al apodo del niño, vecino de Almería y un enamorado de la vida marina que soñaba con ser biólogo marino de mayor. Pero si entonces los miles de asistentes portaban lazos azules con su rostro, en esta ocasión los dibujos de peces iban acompañados de un mar de lágrimas, el lema “Todos somos Gabriel” y varios lazos negros. También algún cartel con la foto del niño y el texto “asesina, que has hecho con nuestro pescaíto”.

“No hay palabras para expresar cómo el ser humano puede llegar a esto”, decían algunas de las más de 12.000 personas, según fuentes municipales, que se concentraron a las 19 horas en la plaza y que debido a la lluvia se disolvieron nada más concluir el tiempo de silencio, que por megafonía se pidió que se respetara escrupulosamente. Con semblante triste, algunos se habían desplazado incluso desde otros municipios de la provincia tras conocer la cita para expresar su solidaridad a la familia. Estuvieron en viernes, y sentían que no podían faltar este domingo.

“Te ves impune por no poder hacer nada”, decían a los medios de comunicación muchas madres, que no podían ponerse siquiera por un minuto en la piel de Patricia Ramírez, la madre de Gabriel, sin que les recorriera un escalofrío. “Que lo pague, que quien lo haya hecho lo pague, porque no hay derecho que le hagan eso a un niño de ocho años”. Y es que con el reciente debate de la prisión permanente revisable aún fresco en la memoria de muchos, las posibles penas a los presuntos responsables de la muerte del niño fue otro de los comentarios que se oyeron en la plaza. Los más exaltados se trasladaron a continuación a las puertas de la Comandancia de la Guardia Civil, donde permanecía detenida la principal sospechosa de la muerte del menor, para reclamar a gritos la pena de muerte.

Un eco que no llegó a las autoridades a frente de la concentración. “Almería entera sin excepción le desea hoy que descanse en paz allá donde esté”, lamentaba el regidor Fernández-Pacheco, para quien la muerte de Gabriel era “la noticia que ninguno hubiéramos querido oir, ver o leer”. “Igual que el viernes nos reunimos aquí para pedir que Gabriel volviera pronto a casa, hoy teníamos que hacerlo para expresar el dolor y nuestra rabia porque él no tenía culpa de nada, sino toda una vida por delante para ser feliz”, afirmó.

En un pleno extraordinario celebrado a continuación, la corporación municipal decretó tres días de luto en la ciudad, donde el pequeño residía junto a su madre, y expresó su reconocimiento con las fuerzas de seguridad del Estado por la profesionalidad demostrada durante estos días para esclarecer la desaparición. Asimismo, el alcalde quiso agradecer “la lección de solidaridad del pueblo de Almería, que ha manifestado su unión en una causa que lo merecía”. “Si el calor de toda esta gente puede servir de algo, está bien empleado”, concluyó.