El precandidato a la secretaría general del PSOE Pedro Sánchez manifestó ayer que el partido se encuentra en una «encrucijada» entre «dos modelos», el de «la gestora» que defendió la abstención para la investidura de Mariano Rajoy, y el suyo, por el que tuvo que pagar «un alto precio». Así lo aseguró durante un acto celebrado en un hotel de Granada ante alrededor de un millar de militantes y simpatizantes socialistas, en el segundo mitin que celebra en Andalucía en una semana. «Los socialistas andaluces sabéis a qué decir que no y a qué decir que sí», afirmó el exsecretario general del PSOE, al tiempo que auguró que serán estos con los que se producirá «el cambio» en el partido, con su «fuerza» y «a la vanguardia».

Sánchez definió su candidatura como la de la «militancia» de un partido «centenario y honrado» sin el que la historia de España «no se podría entender» y del que reivindicó que se mantenga «a la izquierda» dando un «sí» al futuro, la credibilidad y la coherencia. El PSOE debe permanecer «unido» después de unas primarias que «legitiman» al propio partido y a los militantes, defendió Pedro Sánchez, que recalcó su compromiso de que la formación «no dé un giro» sino que «vuelva» a la «senda de la izquierda».

«UN POLÍTICO LIBRE» / Este proceso va a tener «una ventaja» a juicio de Sánchez, que consistirá en que se mantendrá un «debate sin subterfugios» entre aquellos que «defendieron» la abstención al PP y los que votaron que no. «Queremos votar aquellos que no fuimos escuchados para la abstención del PP», insistió el aspirante, que se describió como un «político libre» convencido de que frente «al poder» de «una minoría» está el «poder de la militancia».

El exsecretario general recordó también que es necesario un partido que haga política «con las palabras y con los hechos», los mismos que él cumplió y por los que tuvo que pagar «un alto precio». Por ello reivindicó estas primarias como una oportunidad para que «ningún otro» tenga que afrontar la misma situación que a él le tocó vivir en octubre.

El PP debe tener claro, continuó en su intervención, que bajo su mandato el PSOE no estará «ni al lado ni debajo» sino «enfrente», por lo que anunció que no habrá «votos socialistas» para políticas «de derechas».

En este sentido el precandidato ratificó sus compromisos, entre otros, de derogar los acuerdos con la Santa Sede, que la Iglesia empiece a pagar los impuestos «que debe» o que Religión deje de ser una asignatura evaluable, pues el PSOE debe ser «referencia» de la laicidad en España, aseguró el aspirante a la secretaría general del partido socialista.