Patatas españolas no transgénicas, aceite de oliva virgen extra de la Denominación de Origen Priego de Córdoba y sal rosa del Himalaya. Estos son los tres ingredientes sobre los que pivota el éxito de una joven empresa prieguense, Patatas Fritas San Nicasio, que gracias al tesón e inquietud de sus reponsables, el matrimonio formado por Rafael del Rosal y María del Carmen Osuna, se ha convertido en una firma señera a nivel mundial en la fabricación de snacks .

Además, es la única empresa española que ha incorporado a su producto la sal rosa del Himalaya, rica en minerales y oligoelementos, muy recomendada por los expertos en alimentación, lo que le ha permitido dirigirse a mercados internacionales como el japonés o el americano, entre otros. Y es que, junto a la calidad y esa constante búsqueda de la excelencia que esta empresa prieguense lleva por bandera, la innovación es otra de sus señas de identidad.

Galardonado con numerosos premios por la calidad de sus patatas fritas, presentes en las principales tiendas gourmets del mundo, cuenta entre sus principales clientes con cocineros de prestigio y hoteles como el Ritz o Wellington en Madrid. Rafael del Rosal confiesa que el éxito alcanzado "no lo esperaba", aunque asegura que lo que sí tenía claro "era la necesidad de dirigir el producto al mercado gourmet".

Frente a grandes multinacionales de snacks y aperitivos en las que prima la cantidad, en Patatas Fritas San Nicasio prevalece la calidad. Tanto que se realiza un envasado especial con métodos de alta tecnología y atmósfera controlada, lo que permite preservar al máximo la perfecta conservación del producto, que se extiende hasta los seis meses desde la fecha de fabricación, produciendo lotes en ediciones limitadas destinadas al mercado gourmet.

14.000 kilos

Actualmente, San Nicasio procesa diariamente unos 1.000 kilos de patata cruda, cantidad que se incrementará de manera notable en las nuevas instalaciones, preparadas para procesar de 14.000 a 15.000 kilos de patata cruda, cantidades en las que se produce una merma a la hora de su fritura. En relación a esta materia prima, Rafael de la Rosa adelanta que uno de los objetivos de su empresa es intentar utilizar en breve entre el 40 y el 50% de patatas de producción local o comarcal, para lo cual ya se están dado los primeros pasos con otra empresa.

Y junto a la patata y la sal rosa del Himalaya, Rafael tiene claro que la calidad del aceite de oliva virgen extra que utiliza en la elaboración de su ya afamado producto "es otra de las claves inequívocas de su aceptación".