El incremento de entrada en Andalucía de menores extranjeros no acompañados (Mena) ha llevado a la saturación de centros y el colapso del sistema asistencial, según el Defensor del Menor andaluz, que alerta de su especial vulnerabilidad y de ser el rostro de lo que denomina como el «bucle de la desesperación». El Informe de Defensor del Menor de Andalucía 2017 dedica lo que califica como «asunto relevante», al otro rostro de la inmigración, a los menores no acompañados y jóvenes inmigrantes extutelados, que durante el año pasado registró un sustancial incremento en la comunidad. «Se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad en su triple condición de menores, migrantes y no acompañados. El número ha crecido y las previsiones apuntan a una futura llegada masiva», avisa el Defensor del Menor de Andalucía, Jesús Maeztu.

Las cifras apuntan a que se han batido todos los récord conocidos de nuevos ingresos. De hecho el número total el pasado año se eleva a 3.306, frente a los 1.291 de 2016, cifras a las que hay que añadir el numero de menores extranjeros, la mayoría chicos, que ya estaban siendo atendidos. El número total de Mena atendidos se eleva a 4.179 y a fecha 31 diciembre eran 1.309 los que se encontraban dentro del sistema de protección. Según el informe, el incremento ha puesto al límite los recursos residenciales de Andalucía, pese a los esfuerzos realizados, lo que ha supuesto la saturación de centros, especialmente los públicos que desarrollan la primera acogida. «El colapso que está sufriendo el sistema de asistencia a estos menores propicia la existencia de carencias en las garantías de sus derechos básicos», alerta el Defensor, que recuerda que el fenómeno compete a UE, al Gobierno central y a la Junta.

Entre los menores que están entrando por Andalucía, algunos de ellos tienen indicios de que pudieran estar siendo víctimas de la trata de seres humanos, por lo que Maeztu reclama la coordinación de administraciones y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y la Fiscalía. El Informe llama especialmente la atención sobre la situación de estos jóvenes que, al cumplir los 18 años, pasan a ser inmigrantes extutelados que «en el peor de los casos estos chicos terminan en las calles, mendigando o ejerciendo la prostitución para subsistir».