La Junta de Andalucía ha acordado hoy inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz los once molinos situados en el curso del río Guadalquivir a su paso por la ciudad de Córdoba.

Este acuerdo, respaldado hoy en el Consejo de Gobierno de la Junta, reconoce que estas construcciones, en su mayor parte de las épocas omeya y califal, de los siglos VIII al XI, ofrecen un gran valor histórico y etnológico como muestras de la arquitectura preindustrial en un entorno de especial interés paisajístico y cultural.

Los molinos están conectados a presas donde se toma el agua del cauce fluvial, como las de Culeb o de la Alhadra, ambas de origen árabe.

Muy próximos al Puente Romano se localizan los de San Antonio, de Enmedio, Pápalo y de la Albolafia, mientras que en la zona del puente de San Rafael están los de la Alegría, San Rafael y San Lorenzo.

Los denominados de Lope García y Carbonell se sitúan aguas arriba del casco urbano y en el otro extremo, aguas abajo, junto al polígono de la Torrecilla, se encuentra el Molino de Casillas.

La lista se completa con el Molino de Martos, emplazado en la margen derecha del río, cerca de donde estuvo la puerta de Martos de la muralla de la ciudad.

Tras la conquista cristiana, todas estas edificaciones pasaron a manos de la nobleza y de las órdenes religiosas y militares y en el siglo XIX, con la desamortización de los bienes eclesiásticos, los molinos de la Iglesia fueron comprados por particulares, salvo los de Albofalia, San Antonio y la Alegría, de los que se hizo cargo el Ayuntamiento de Córdoba.

Casi todos permanecieron en activo hasta 1942, año en que se prohibió la molienda artesanal, mientras que varios de ellos, a través de batanes, compatibilizaron la actividad harinera con la textil.

En el siglo XIX, algunos molinos se convirtieron también en pequeñas centrales hidroeléctricas y sus piedras de moler fueron sustituidas por turbinas de hierro fundido.

Actualmente, todos están inactivos excepto el de la Alegría, convertido en sede del Museo Paleobotánico de la ciudad, y el de Martos, que alberga el Museo del Agua.

La declaración aprobada por el Consejo de Gobierno establece un amplio entorno de protección para las once edificaciones y sus correspondientes azudas. Estas zonas abarcan tanto las dos orillas del río Guadalquivir como los puentes de las proximidades de algunos molinos.