El Gobierno andaluz subrayó ayer la necesidad de una armonización fiscal en España, como reclamó en la Conferencia de Presidentes, sin quitar autonomía a las regiones y estableciendo una horquilla, pero considera que el asunto no puede convertirse en «un enfrentamiento entre comunidades ricas y pobres». Así lo expresó el vicepresidente andaluz, Manuel Jiménez Barrios, en sesión extraordinaria de la Comisión de Presidencia del Parlamento para informar de los acuerdos de la Conferencia de Presidentes, una reunión sobre la que resaltó la «nueva etapa de diálogo institucional» y la «impronta» que «marcó» Andalucía.

Defendió que la petición de la Junta para armonizar los impuestos es «razonable» y que no se trata «de un problema de subir o bajar» tasas, sino que para conseguir «equidad» en la prestación de los servicios sociales «los que más tienen deben pagar más». Lamentó la «reacción a la defensiva de alguna comunidad» y desveló que muchas regiones gobernadas por el Partido Popular estaban de acuerdo con esa medida e incluso «empujaban» al Gobierno andaluz a que hablaran sobre ello para detallarlo «más gráficamente», ya que solo se opusieron las comunidades de Madrid y Baleares.