El viaje inaugural del AVE Madrid-Granada es el colofón a una obra que ha tardado 16 años en concluir y en la que se han invertido 1.675 millones de euros, según datos del Ministerio de Fomento. El tren, que desde este miércoles funcionará para el público, unirá las ciudades de Madrid, Córdoba, Antequera y Granada, una distancia de 568 km que recorrerá en poco más de tres horas.

La puesta en funcionamiento del servicio pondrá el broche a una reivindicación ciudadana que se remonta a finales de los años noventa, aunque la primera traviesa se colocó el 23 de febrero de 2003. En este periodo han debido resolverse numerosos problemas técnicos y políticos para dar luz verde a la nueva línea ferroviaria que conectará la capital de España con unas de las poblaciones con mayor turismo del país.

Las discrepancias entre la Junta de Andalucía, gobernada entonces por el socialista Chaves, y el Ejecutivo de Aznar acerca del tipo y características de la infraestructura, demoraron la puesta en marcha del AVE hasta que el Gobierno de Zapatero optó por la doble plataforma y su impulso. Pero problemas presupuestarios derivados de la crisis, retrasos en las obras y, consecuentemente, fechas incumplidas fueron ahogando los deseos ciudadanos de acercar Granada al resto del país a través del AVE.

En términos ferroviarios, la ciudad andaluza ha estado muy aislada del resto de Andalucía y del país e incluso, en abril de 2015, sufrió la suspensión del tráfico ferroviario entre Antequera y Granada a causa de las mismas obras de construcción de la alta velocidad. Esa interrupción ferroviaria, que se previó que se prolongase un semestre, perduró 40 meses, hasta el 26 de noviembre del año pasado, cuando entró en servicio un Talgo Madrid-Granada. Para llamar la atención sobre la obra y el aislamiento geográfico, en este tiempo nacieron las plataformas ciudadanas «Ave sí, pero no así» y «Granada en marcha», que no han cesado de pedir su puesta en funcionamiento.