El 2018 va camino de superar los récords que se tenían en cuanto a la llegada de inmigrantes irregulares a las costas andaluzas. El bloqueo en el Mediterráneo central ha desplazado las rutas migratorias hacia nuestro país, que con 55.200 personas recogidas triplica ya las cifras del pasado año. Pero las oenegés alertan contra quienes tratan de usar el fenómeno migratorio con intenciones aviesas. «900 personas en un fin de semana es un número dramático en lo humano, pero no una invasión». No hay desbordamiento, sino mala gestión, explican.

Ha sido Andalucía Acoge, con los datos de la Organización Mundial para la Migraciones (OIM), la encargada de poner negro sobre blanco en un año complicado. Hasta el pasado 9 de diciembre, un total de 110.833 personas intentaron alcanzar Europa a través del Mar Mediterráneo. Casi la mitad de ellas, 55.188 (49%), lo hicieron por España, el triple de las 20.043 contabilizadas en el mismo periodo del pasado año. El verano fue el momento de mayor flujo, pero el ritmo no ha decaído siquiera en diciembre, cuando en apenas 9 días se han rescatado a 1.676 personas. Al aumentar las llegadas de quienes se juegan la vida en el mar, aumentan también las cifras de quienes la pierden. En 2018, 2.160 personas fallecieron en el Mediterráneo, frente a los 3.129 que murieron en 2017, y de ellas, 687 lo hicieron intentando llegar a las costas españolas. El triple que hace un año. Noviembre fue el mes más trágico, con 144 fallecidos en varios naufragios en las costas andaluzas.

Los responsables de Andalucía Acoge atribuyen este repunte a los acuerdos de cierre de paso de personas por Turquía y Libia. La única que queda abierta es la ruta que pasa por el Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán. Y subrayan que los movimientos migratorios son un «hecho estructural de la sociedad actual debido a las condiciones de desigualdad» que se registran.

Ante esta perspectiva, la presidenta de Andalucía Acoge, Elena Tajuelo, rechazó la «falsa idea de desbordamiento» por las llegadas de inmigrantes irregulares que se ha trasladado a la sociedad, motiva en gran medida por la «descoordinación» de las Administraciones y la imprevisión de tener habilitados «mecanismos de acogida» ante esta situación. Su secretario general, José Miguel Morales, fue más claro al poner las cifras en relación con la población: 55.200 personas frente a los casi nueve millones de andaluces o los más de 40 millones de personas que residen en España. Además, «una de cada diez personas en nuestro país tiene un pasado migratorio».

La gestión del fenómeno migratorio es uno de los ejes que ha llevado a la formación de ultraderecha Vox al parlamento andaluz. Una irrupción que no causó sorpresa a la entidad, dispuesta a trabajar con cualquier formación política en la cámara andaluza. «No nos preocupa tanto con quién tengamos que establecer esa interlocución, sino el trasfondo social en una visión de las migraciones sobredimensionada, y muchas veces vista como un peligro cuando en realidad es un carácter de una España del siglo XXI que vive en un mundo en el que las migraciones afectan transversalmente a todos los países».