La Iglesia católica celebró ayer la ceremonia de beatificación de 115 mártires de la Guerra Civil, entre ellos Emilia Fernández, La Canastera, que se ha convertido en la primera gitana beata del mundo, en el primer acto de este tipo que se realiza en Almería. Más de 5.000 personas, entre miembros de la Iglesia católica -entre ellos 21 obispos y cuatro cardenales-, familiares de los mártires y fieles, entre ellos 350 gitanos invitados por el de Departamento para la Pastoral Gitana de la Comisión Episcopal de Migraciones, han presenciado este acto en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Aguadulce.

La beatificación de estos 90 sacerdotes diocesanos, 22 laicos -entre ellos dos mujeres-, un religioso franciscano y dos sacerdotes operarios, asesinados por «odio a la fe» fue concelebrada junto al cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, por el obispo de Almería, Adolfo González Montes, así como por el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez Fernández.

Durante su homilía en la beatificación de la causa denominada Deán José Álvarez-Benavides y 114 compañeros, Amato aseguró que la Iglesia católica sigue recordando a sus mártires en la Guerra Civil española. El «cristianismo es la religión de la caridad de la vida y se opone a toda forma de prevaricación y violencia», dijo, y sostuvo que durante la Guerra Civil en España se vivieron unos años «trágicos». En su homilía recordó especialmente a cuatro de ellos, Álvarez-Benavides, deán de la Catedral de Almería que murió fusilado por no renegar de su fe; Luis Belda, laico miembro de la Asociación Católica de Propagandistas; Emilia Fernández, La Canastera de Tíjola, la primera beata gitana que murió por no querer revelar el nombre de quién le enseñó a rezar el rosario, y Carmen Godoy, violada y golpeada antes de ser ahogada en el puerto.