Ayer fue un día complicado para el presidente José Antonio Griñán, quien comunicará hoy oficialmente su Gobierno poco después de tomar posesión. El líder del PSOE andaluz se enfrentó a un sudoku de dificultad máxima. No fue nada de fácil cumplir todos los requisitos al componer su Gabinete. En plena crisis y como signo de austeridad prometió reducir el organigrama, contaba con menos carteras, era imprescindible cumplir la paridad y además tuvo que sofocar incendios internos en el Partido Socialista, que en ocasiones funciona en Andalucía como un reino de taifas y está acostumbrado a las cuotas territoriales. Será un Ejecutivo con menos consejerías, entre diez u once frente a las 13 actuales. La gran novedad es que acogerá a Izquierda Unida.

Diego Valderas, quien ayer se sentó por vez primera en San Telmo junto a Griñán sin ser oposición, ostentará una vicepresidencia. Estará centrada en el diálogo con los ayuntamientos y será el referente político por detrás del presidente. IU ocupará las carteras de Turismo, una de las joyas del Gobierno, y Fomento, con Obras Públicas y Vivienda. Estos dos departamentos serán para el malagueño Rafael Rodríguez y la cordobesa Elena Cortés, ambos con experiencia en el ámbito institucional y un fuerte componente político dentro de IU.

AVILA, HOMBRE DE CONFIANZA Griñán apuesta por la continuidad. Los puntales de su Ejecutivo seguirán siendo Antonio Avila, su hombre de confianza y su sombra económica, y Mar Moreno, que tendrá el peso político que ha ostentado hasta ahora en Presidencia. Ambos han estado sentados en las negociaciones del futuro gobierno junto a la secretaria de Organización, Susana Díaz, y el portavoz parlamentario, Mario Jiménez. Estas cuatro personas formarán su núcleo en el Gobierno y el partido, al menos hasta el próximo congreso regional del PSOE-A, previsto en junio. Además se daba por hecha la continuidad de Carmen Martínez Aguayo, otras de las personas de su confianza y miembro de su equipo de trabajo desde que en el 2004 Griñán desembarcó en la Junta. Su papel ha estado en las cuentas públicas y la reordenación del sector público.

REGRESA PLANAS El fichaje estrella del nuevo Gobierno será el de Luis Planas para Agricultura. El exembajador de España en Marruecos y ante la Unión Europea reúne un perfil clave para una consejería que tendrá que pelear por el futuro de las ayudas agrícolas de la PAC. Planas ya fue consejero de Agricultura en 1993, desde donde saltó a Presidencia.

Al cierre de este edición se daba también por segura la continuidad de María Jesús Montero al frente de Salud, uno de los departamentos con más gestión pero también con un componente político muy importante pues deberá poner rostro al pulso contra los recortes del Gobierno de Rajoy. Montero es una de las consejeras que conservan su perfil independiente y que sigue sin afiliarse al PSOE, pese a que su relevancia en la vida interna de su partido en Sevilla sigue en ascenso y fue de las pocas que se significó a favor de Alfredo Pérez Rubalcaba, junto a Micaela Navarro y Fuensanta Coves, en el último cónclave federal. Montero podría ser la única superviviente de este trío político.

Estas eran las piezas del puzle que ayer Griñán tenía más o menos encajadas cuando, según fuentes cercanas, se topó con dos dificultades. Primero cumplir la promesa que lanzó nada más confirmarse que podría gobernar en coalición con IU: sería un Gobierno paritario. Segundo, conseguir que los secretarios provinciales del PSOE-A aceptaran su composición pese a que no todas las provincias tendrán sitio en el Gobierno. Estuvo sobre la mesa la salida de pesos importantes como Luciano Alonso (Málaga), Francisco Alvarez de la Chica (Granada) y Francisco Menacho (Cádiz). Por parte de estas provincias existieron fuertes tirones pese a que el secretario general del PSOE-A aseguró que iba a trabajar con manos libres y sin atender cuotas territoriales. Tampoco Almería ni Huelva tenían una representación clara en el Gobierno, si bien el secreta-

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