Un grupo de empresarios de Conil de la Frontera (Cádiz) se ha encargado de sufragar la compra de 12 cascos de motorista para que la Guardia Civil pueda patrullar por la zona antigua de la localidad después de que el capitán de zona, explican, les pidiera colaboración tras sus continuas demandas de mayor presencia policial. Los cascos, blancos y sin ningún rótulo, están siendo ya utilizados por los agentes que componen la plantilla actual de la localidad, mientras desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) denuncian una situación berlanguiana en la que la eficacia de su actuación depende de la generosidad de terceros. Un copago social, reprochan.

Desde la asociación de empresarios, que reconocen lo extraño del caso, explican que llevaban tiempo demandando a la Guardia Civil un aumento de las patrullas por el casco antiguo de la ciudad con carácter disuasorio. Especialmente en los meses de verano, en los que la población del municipio costero se multiplica por cinco y aumentan los casos de vandalismo, principal problema que dicen sufrir. El capitán de zona, Carlos Asenso, entendía nuestra posición, pero poco podía hacer porque la plantilla está a la mitad, hay seis vacantes, señalan desde la entidad. En la última charla, el alto mando de la Benemérita les trasladó que, rascando del presupuesto, había logrado obtener cinco motos que fueron arregladas con cargo al presupuesto del Ministerio de Interior. Pero ese presupuesto no alcanzaba para la compra de los cascos, por lo que se nos solicitó la colaboración a fin de agilizar la puesta en marcha del dispositivo.

La asociación no tuvo dudas. Nos pareció que si era la forma de obtener lo que tanto tiempo llevábamos demandando, y había disposición para atender esas peticiones, teníamos que corresponder, señala una portavoz de la asociación. Los agentes son los que son, insuficientes, pero al menos ahora, con las motos y los cascos, se pueden establecer turnos para que realicen rondas por el centro y las calles peatonales, imposibles de acceder con los coches patrulla. Tras aprobarlo por unanimidad en la junta directiva, la asociación adquirió los 12 cascos. Solo nos pidieron que fueran blancos, enteros y modulares, especifican.

Desde la AUGC han reprochado que la chapuza y la precariedad siguen instaladas en una Guardia Civil que, como si te tratase de una institución cuya eficacia dependiese de la buena voluntad de la sociedad, ahora fía la prestación de sus servicios a la generosidad de terceros. En un comunicado, señalan que se trata de una situación vergonzante, ya que se deduce que a partir de ahora, las localidades que quieran reforzar su seguridad tendrán que entrar en el copago del material de los agentes, lamentando que aún tratándose de una iniciativa del capitán de zona, la Comandancia de Cádiz lo haya permitido y esos cascos estén ya en servicio. Además, desde la organización ponen el acento en que esos agentes que reforzarán el servicio en Conil serán guardias alumnos sin experiencia en Atención al Ciudadano, y que por lo tanto trabajarán en patrullas profesionales únicamente al 50 por ciento.

En este sentido, recuerdan que Conil es uno de los puestos más importantes de la zona, y que sufre una escasez de 18 agentes de la plantilla entre bajas y vacantes. A ellos se suman un refuerzo formado por guardias en prácticas, que requieren de un agente que les tutele y que carecen de experiencia en situaciones peligrosas como una reyerta, o agentes que acaban de superar ese periodo de tutela y que deben cubrir en solitario los turnos con los detenidos y diligencias varias. De esta manera, "solo hay disponibles 32 personas para prestar servicio en una localidad que supera las 100.000 personas en verano", denunció un portavoz de la AUGC en Cádiz. Ésta es la situación de la Guardia Civil en 2019: falta de personal y de medios apenas parcheada con aportaciones voluntarias de los propios ciudadanos, que además deben confiar buena parte de su seguridad a trabajadores en prácticas sin bagaje profesional alguno, reprocharon.