El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) comenzó ayer el juicio por prevaricación contra el exconsejero Luciano Alonso, que defendió la legalidad de los nombramientos en cargos directivos de tres eventuales, que negaron tener relación de amistad con él. La sala civil y penal del alto tribunal ha iniciado el juicio contra Alonso, investigado por un delito de prevaricación en el nombramiento del director del Centro Andaluz de Flamenco (CAF) y de otros dos directivos que eran personal eventual.

La causa, que se inició a petición de la Fiscalía Superior, analiza el nombramiento de Luis Guerrero como director del CAF, centro con sede en Jerez pero a quien se le asignaron tareas ajenas a esa cargo, situación que se repitió en la Filmoteca de Andalucía, en la que Alonso nombró supuestamente a dos directores con funciones de asesoramiento.

Alonso defendió durante su declaración, que se extendió durante más de una hora, que nombró a Guerrero porque precisaba de un asesor cultural para la provincia de Málaga por su alta actividad y que preguntó si había un puesto de libre disposición para dedicarlo a estos fines.

El exconsejero aseguró que firmó el nombramiento de Guerrero sin saber que ocuparía una dirección del CAF, que la documentación de estos cargos la redactaba una secretaría general y que la firmó porque no venía con «alerta», una indicación por la que se habría detenido más.

«Son puestos de libre designación. No hay idoneidad, hay confianza», recalcó el exconsejero, que consideró que no era su función «entrar en el puesto administrativo» del asesor. «No recibí ninguna alerta ni interna ni externa», reiteró Alonso, que recordó que los nombramientos por los que está procesado se formalizaron dentro de una «cadena de confianza y legalidad».

«Mi preocupación era la ley del cine o el Patronato de la Alhambra, no un eventual», detalló Luciano Alonso, que dijo que no dedicó a los nombramientos por los que es juzgado «más de tres minutos» porque lo único que buscaba era un asesor eventual de libre designación.

Guerrero, que declaró como testigo propuesto por la Fiscalía, especificó que acometió los trabajos que le encargó la viceconsejería, que nunca se consideró un funcionario, y negó que nadie le dijera en ningún momento que su puesto estaba en Cádiz porque «siempre me hablaron de la provincia de Málaga».

El que fue designado director del CAF aseguró que no pidió ese cargo «en ningún momento», que tuvo incluso que preguntar cuánto cobraría y apuntó que no era amigo del exconsejero, al que conocía por su trabajo en el área de cultura de un periódico.

Los funcionarios policiales que realizaron los informes de diligencias que solicitó la Fiscalía declararon que preguntaron por el director del CAF en su sede gaditana, donde un responsable dijo que ese puesto estaba vacante, y volvieron a preguntar por Guerrero en el Centro Andaluz de las Letras, sede en la que lo conocían como asesor porque tenía allí un despacho.

También declararon Alejandro Cárdenas y María Centeno, que en época de Alonso fue nombrada directora de la Filmoteca de Andalucía.