-¿Qué tiene la letra de las canciones que nos llega más que la poesía?

-Lo que tienen las letras, no las letras, sino las canciones, es una música que permite que podamos sentir la palabra.

-Cuenta la historia de España a través de la música. ¿Se puede saber cómo es un país sin tener en cuenta su música?

-Difícilmente, porque nos dejamos fuera el corazón y una historia sin corazón es una historia sin vida.

-Dice que la rumba ofrece la mejor síntesis de la identidad mestiza española. ¿Por qué?

-Pues porque tiene en su ADN musical y poético las cinco culturas, especialmente las más invisibilizadas, que han sido la gitana y la negra.

-Las canciones hablan de amor, política, el papel de la mujer, las drogas. ¿Qué tema han tratado menos o no han tratado nunca?

-Hay temas que son muy complicados de que una canción recoja. Por ejemplo, las canciones de guerra difícilmente van a recoger el conflicto civil. Es decir, el conflicto civil se presenta siempre como un conflicto frente a un invasor externo. O sea, la mal llamada guerra de independencia. Yo creo que se trata todo, lo que pasa que algunos requieren un tratamiento irónico.

-El libro cuenta la historia cantada del siglo XX pero hasta 1976, año en que nació. Pero imagino que continuará.

-Sí. Aquí cuento mi vida antes de mi vida porque somos también lo que otros fueron y mi idea es continuar hasta el día de hoy.

-El libro está dividido en dos partes. La música de los abuelos y la música de los padres. ¿Cómo definiría la música de unos y de otros?

-Lo interesante de la música de los abuelos es que estamos hablando de un contexto cultural y tecnológico autárquico, donde hay unas audiencias cautivas del medio que había en aquella época, que era la radio. En el momento en que se popularizan los tocadiscos, podemos hablar de un cambio cultural y tecnológico que permite la irrupción de la canción protesta, del rock’n’roll y de otras músicas a contramano de lo prescrito por las autoridades. Entonces, esa sería la definición. La música de nuestros abuelos es una música cautiva, lo cual no quiere decir que fuera mala. Todo lo contrario. Y la música de nuestros padres era una música rica, diversa y abierta al mundo.

-¿Y cómo sería ya la música hoy?

-La música hoy ya es de una enorme fragmentación. No apelan tanto a lo colectivo sino a la identidad diferenciada de grupos, grupúsculos, minorías y tribus.

-Esta frase es suya: “Una canción no puede cambiar el mundo, pero todos los grandes cambios históricos van acompañados de canciones”.

-Sí. Desde la ley del divorcio, con canciones como Help y Olvídame y pega la vuelta, hasta la guerra civil por supuesto, hasta el hambre que se vivió en la posguerra con canciones tan señeras como La vaca lechera. Siempre que hay un cambio, para que la gente pueda interiorizar ese cambio, necesita de las canciones. Las canciones permiten que la gente interiorice las grandes trasformaciones sociales.

-Si le han dado el Nobel de Literatura a Bob Dylan, ¿por qué no pedimos el Cervantes o el Princesa de Asturias para Serrat o Sabina?

-Ya quisieran los escritores y los poetas tener tanto impacto como tienen los cantantes. Los cantantes no necesitan premios, porque forman parte del patrimonio cultural de millones de personas, frente a escritores cuya vida es mucho más triste.

-Pongamos música a su libro.

-Le pondría El muerto vivo, porque, en realidad, estamos hablando de canciones que aparentemente están muertas y, sin embargo, gozan de plena salud.